El cierre de la sede de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) en Washington marca un punto de inflexión en la política de ayuda internacional. Tras la orden del presidente Donald Trump, la agencia, fundada en 1963 y la mayor del mundo en su tipo, con un presupuesto de 50.000 millones de dólares en 2023 y 10.000 empleados, fue desmantelada. Este acto no es solo un cambio administrativo, sino un símbolo de la tensión entre la política gubernamental y la ayuda humanitaria. La retirada de los letreros y logos de las oficinas, junto con el cierre de la sede el 3 de febrero, simbolizan el fin de una era. El desmantelamiento fue ordenado por Elon Musk, encargado de recortar el gasto público durante la administración de Trump. El gobierno justifica esta decisión alegando ineficiencia y "subordinación" de los empleados de USAID, además de considerar que la agencia subvenciona programas innecesarios. La medida pone en peligro programas vitales que asisten a millones de personas en todo el mundo, según denuncian organizaciones civiles.El diario The New York Times reporta que casi la totalidad de los 10.000 empleos de USAID serían eliminados, quedando un pequeño grupo de 290 trabajadores. Sin embargo, un juez federal bloqueó el plan de despidos masivos. Este panorama destaca la incertidumbre sobre el futuro de la cooperación internacional y el impacto que estas decisiones tienen en comunidades vulnerables.
La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, en inglés) anunció este martes que suspenderá las contrataciones de trabajadores considerados como no esenciales tanto en las oficinas nacionales como en delegaciones en el extranjero.A partir del viernes "todo el personal contratado directamente por Usaid será puesto en licencia administrativa en todo el mundo, con la excepción del personal designado responsable de funciones críticas para la misión, el liderazgo central y los programas especialmente designados", informó la institución en un comunicado.Aquellos que seguirán trabajando para la Usaid serán notificados el próximo jueves mientras que para el personal no esencial asignado en el extranjero, la agencia prepara un plan que "organizaría y pagaría el viaje de regreso a los Estados Unidos dentro de los 30 días", agregó el escrito.Esta decisión se produce en medio de crecientes rumores de que el presidente de EE.UU., Donald Trump, podría cerrar esta agencia independiente del Gobierno, fundada en 1963, con cerca de 10.000 empleados y un presupuesto de 50.000 millones de dólares en 2023.Los trabajadores de la agencia en Washington recibieron el pasado lunes la orden de quedarse en casa y las oficinas de la agencia en la capital estadounidense amanecieron precintadas.Tras la llegada al poder de Trump el 20 de enero pasado, el Gobierno de Estados Unidos congeló toda la ayuda exterior, excepto la que va destinada a Israel, Egipto y al suministro de alimentos de emergencia, para revisar la utilidad de esos programas.Según datos de la ONU, Estados Unidos es de largo el mayor proveedor de ayuda humanitaria en el mundo, con el 47 % del total.
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) administra la asistencia económica en el mundo y apoya diversos programas y proyectos en Colombia. Sin embargo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó la suspensión de esta cooperación por 90 días, argumentando la necesidad de revisar a qué programas y proyectos se están destinando los fondos.La Fundación Paz y Reconciliación (Pares) implementa dos programas con apoyo de USAID, entre ellos uno enfocado en derechos humanos, el cual quedó suspendido en medio de la crisis que atraviesa la región del Catatumbo. Debido a esta suspensión, no se ha podido efectuar el pago a las personas que trabajan en el proyecto. Además, desde Pares advierten que esta decisión genera un ambiente de incertidumbre en la sociedad civil.El presidente de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), magistrado Alejandro Ramelli, también se refirió al tema, pues USAID aporta casi 15.000 millones de pesos a las labores de esta jurisdicción. Ramelli destacó que esos fondos son fundamentales para avanzar en la investigación de quienes hicieron parte de la extinta guerrilla de las FARC.Las víctimas también expresaron su posición, señalando que la JEP debe agilizar las sanciones a los excomandantes guerrilleros, ya que, pese a la suspensión de estos recursos, aún cuenta con el presupuesto necesario para operar.“Es indispensable que no haya ninguna dilación en la impartición de justicia y que las sanciones a estos señores se establezcan lo más pronto posible. El presupuesto de la JEP para 2025 asciende a más de 737.000 millones de pesos, una suma suficiente para garantizar los ejercicios de verdad y justicia en cada uno de los casos”, afirmó Sebastián Velásquez, director de la Federación Colombiana de Víctimas de las FARC (Fevcol).Por su parte, expertos destacan la importancia del apoyo de USAID y la necesidad de gestiones diplomáticas para garantizar estos recursos.“La política de atención humanitaria en Colombia, así como los esfuerzos de acción y política social en varias regiones del país, dependen en gran medida de la ayuda del gobierno de los Estados Unidos a través de USAID. Durante décadas, este fondo ha contribuido al cierre de brechas y a la mejora de las condiciones sociales de las poblaciones más vulnerables en zonas apartadas. Muchas ONG y pequeños proyectos productivos, que han logrado consolidarse gracias a estos recursos, se verán fuertemente afectados ante un posible recorte en el flujo de financiamiento”, explicó Juan Pablo Herrera, decano de la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia.
Las oficinas de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, en inglés) en la ciudad de Washington estaban precintadas este lunes después de que el magnate Elon Musk anunciara que el presidente, Donald Trump, ha aceptado desmantelarla.Los trabajadores de la Usaid recibieron un correo electrónico en la noche de este lunes, instándoles a quedarse en casa, después de que durante el fin de semana la página web de la agencia y sus cuentas en redes sociales fuesen desactivadas."Por instrucciones de la dirección de la Agencia, la sede de Usaid en el edificio Ronald Reagan en Washington, D.C. estará cerrada para el personal el lunes 3 de febrero de 2025", indica el correo electrónico."El personal que normalmente trabaja en la sede deberá trabajar de forma remota mañana, excepto aquellos con funciones esenciales en el lugar o de mantenimiento del edificio, quienes serán contactados individualmente por la dirección. Se proporcionarán más detalles próximamente", añade.En diálogo con Mañanas Blu, Mark Feierstein, estratega político y director de la firma GBAO, hizo un análisis sobre la orden de Donald Trump con respecto a Usaid. Aseguró que contrario a lo que ha dicho el Gobierno Trump, no cree que sea progresista hacer ayudas humanitarias."No creo que sea progresista dar ayudas humanitarias en las crisis", señaló. "No sé cómo va a acabar la cuestión de Usaid, pero esto será una pelea en el Congreso", agregó. La Usaid está al frente de la cooperación internacional y humanitaria del Gobierno de Estados Unidos, aunque en ocasiones se ha visto inmersa en la financiación de proyectos que buscan desestabilizar gobiernos.En 2014, por ejemplo, con Barack Obama en la Casa Blanca, se supo que la Usaid había financiado un programa clandestino que enviaba jóvenes latinoamericanos a Cuba con el pretexto de participar en programas cívicos y salud, pero que en realidad tenían la misión de provocar un cambio político en la isla. Escuche la entrevista completa aquí:
La ópera As One, una producción que narra el viaje de autodescubrimiento de una mujer trans, ha generado controversia luego de que la Casa Blanca la calificara como una "ópera transexual". La obra, que en su versión colombiana contó con el respaldo financiero de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), se convirtió en el centro de un debate sobre el uso de fondos públicos en proyectos artísticos con enfoque de género.En entrevista con Mañanas Blu, Juana Monsalve, protagonista y productora de la versión colombiana, habló sobre la naturaleza de la obra, su financiamiento y el impacto que tuvo en el país.Una historia de identidadLa profesora Juana Monsalve, doctora en Artes Musicales y docente en la Universidad de los Andess, explicó que el término "ópera trans" no fue una denominación creada por los realizadores, sino un concepto impuesto en la declaración de la Casa Blanca. "Esta es una ópera que tiene dos cantantes, pero un solo personaje que es Hannah, y Hannah es una mujer trans que durante la obra descubre su identidad", señaló.Monsalve enfatizó que la ópera no tenía un propósito de promoción de ninguna ideología o identidad de género, sino que buscaba contar una historia humana que pudiera generar empatía en la audiencia. "En ningún momento se estaba promoviendo ningún tipo de comportamiento, simplemente una reflexión", agregó.El respaldo de la embajada de EE.UU.El financiamiento de As One provino, en parte, de un fondo de pequeñas becas de la embajada de EE.UU. en Colombia, conocido como Small Grants, dirigido a proyectos culturales con enfoque de género. Según Monsalve, el equipo de producción presentó su propuesta y fue seleccionada en este marco."Nosotros aplicamos a una convocatoria en la embajada de EE.UU. en Colombia que favorecía proyectos con enfoque de género", explicó.El monto total recibido por la ópera fue de 25.000 dólares, aproximadamente 97 millones de pesos colombianos en ese momento. Monsalve desmintió la cifra de 47.000 dólares mencionada en la declaración de la Casa Blanca, sugiriendo que esta podría referirse al total de la bolsa de financiación para varios proyectos.Además del apoyo de USAID, As One recibió 20 millones de pesos adicionales de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, sumando un total de 117 millones de pesos. La Universidad de los Andes también aportó recursos en especie, como instalaciones para ensayos.El impacto de la obra en ColombiaLa versión colombiana de As One tuvo tres funciones: el estreno en el Teatro Libre de Chapinero y dos presentaciones gratuitas en el Teatro del Ensueño y el Teatro Jorge Eliécer Gaitán. "Para la universidad y para la facultad era muy importante que este tipo de montajes fueran abiertos al público", explicó Monsalve.La obra fue vista por miembros de la comunidad académica, espectadores en general y representantes de la embajada de EE.UU., incluido el agregado cultural. "Nuestro objetivo era que la audiencia pudiera empatizar con la historia de Hannah", afirmó Monsalve.¿Una agenda de promoción de género?Uno de los puntos de mayor controversia en torno a As One fue la acusación de que la obra promovía una agenda de género. Sin embargo, Monsalve fue enfática en aclarar que su propósito no era influenciar, sino contar una historia. "Para mí siempre es una prioridad hablar sobre temas que generen empatía y que nos pongan a reflexionar sobre temas que puedan ser incómodos", señaló.Asimismo, destacó la relevancia de la obra dentro del contexto artístico: "Es una ópera compuesta por una mujer, y la ópera ha sido un campo históricamente dominado por los hombres. Para mí es un gran logro que en Colombia hayamos logrado estrenar una ópera compuesta por una mujer".Un debate político y culturalEl señalamiento de la Casa Blanca generó una ola de comentarios en redes sociales, muchos de ellos fundamentados en desinformación sobre la naturaleza de la obra. "La declaración de la Casa Blanca es hostil, incompleta y parcializada", dijo Monsalve, refiriéndose a las afirmaciones de que As One era un intento de promover una conducta sexual específica.Más allá de la controversia política, As One logró abrir un espacio de conversación sobre identidad de género, arte y financiamiento cultural en Colombia, dejando una huella en el panorama artístico del país. "Nuestro objetivo siempre fue el arte y la reflexión, no la imposición de una ideología", dijo Monsalve."No es basura": la respuesta a la Casa BlancaLas declaraciones de la portavoz de la Casa Blanca durante el gobierno de Donald Trump generaron indignación en la comunidad artística. Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca al referirse a As One, expresó su rechazo al financiamiento de la obra con dinero de los contribuyentes estadounidenses, calificándola de "basura".Para Juana Monsalve, estas críticas no son nuevas en la historia del arte. "A Carmen de Bizet, que hoy es una de las óperas más famosas del mundo, también la llamaron basura en su momento. Lo mismo ocurrió con Lady Macbeth de Shostakovich y La consagración de la primavera de Stravinsky", explicó.Lejos de considerar su obra como un desperdicio de recursos, Monsalve destacó su calidad artística y su impacto en la audiencia. "Definitivamente, esta obra no es basura. La música es de lo mejor que he cantado en la vida. Está maravillosamente escrita, te lleva en un viaje increíble por paisajes sonoros únicos", afirmó.