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Bien por La Liendra: no seamos dinosaurios ni fracasados que desprecian a quienes tienen éxito

El éxito constante no es una casualidad, tiene sus razones y debemos aprender a respetar y valorar a los que lo han alcanzado. No siempre lo que no nos gusta es superficial y malo.

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: cortesía

Soy un asiduo a las redes sociales. No solo produzco contenido para cada una de las plataformas, sino que además estoy atento a lo que los otros exponen allí. Entiendo que ellas son el ágora de nuestra sociedad tardomoderna.

Hay contenidos que no me gustan, porque sus temáticas me parecen superficiales o son lejanos a mis intereses, pero nunca desprecio a los que allí tienen éxito y acogida. Algo hacen bien para que tantas personas los sigan y los valoren.

Eso me pasa con La Liendra, uno de los más conocidos instagramers colombianos; de hecho, su cuenta es seguida por más de 6 millones de personas. No consumo sus contenidos, pero respeto lo que hace y sé que ha sido capaz de encontrar las dinámicas y rutinas que le gustan a la juventud y a los demás consumidores de las redes.

Es necesario entender lo que hace, cómo lo hace y darnos cuenta cómo se están divirtiendo los jóvenes, cuáles son sus intereses, para poder interlocutar con ellos y no quedarnos en los reproches anacrónicos que hacemos desde el mundo nuestro, que cada vez existe menos.

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Por eso, celebré que Mauricio Gómez -como se llama realmente ‘La Liendra’- participara en el panel de ‘Nuevas narrativas, influenciadores y jóvenes: El potencial de las megas audiencias’, del sexto Congreso Empresarial Colombiano (CEC) y su Asamblea Nacional de Afiliados, organizado por la Andi.

La sociedad se está moviendo intensamente hacia esos lugares y tenemos que escucharlos, analizarlos y aprender de ellos. Tenemos que evitar la actitud de viejos dinosaurios que desprecian las dinámicas modernas porque no son las nuestras o porque no nos sentimos cómodos en ellas.

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Tampoco podemos caer en la trampa de los fracasados que siempre desprecian a los que tienen éxito, porque los consideran menos brillantes e inteligentes que ellos.

El éxito constante no es una casualidad, tiene sus razones y debemos aprender a respetar y valorar a los que lo han alcanzado. No siempre lo que no nos gusta es superficial y malo.

Los influencers llegaron para quedarse y tenemos que aprender de ellos, para eso se requiere humildad y apertura. Que nuestra soberbia no nos haga correr la suerte de los dinosaurios y que podamos entregarles a estas nuevas formas comunicacionales y de entretenimiento, la sabiduría que creemos tener. Me gusta la definición de mi abuela, que decía que los críticos son aquellos que saben hacer todo, pero nunca lo han hecho.

Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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