De juegos polvorientos a consolas brillantes: un vínculo de generaciones a través del juego

Me emociona pensar en los juegos de mi infancia y adolescencia. Teníamos que correr, concentrarnos y esquivar a los otros. Desde jugar a “La Libertad” hasta los partidos de “bate”, como llamábamos a esa pequeña copia del béisbol, pasando por los partidos de bola e trapo en la polvorienta calle 12 del barrio Olivo. Era diversión, libertad, posibilidad de reflexión, adquisición y desarrollo de prácticas y habilidades necesarias para la vida. Al fin y al cabo, Jerome Bruner tiene razón cuando dice: “El juego en los niños(as) es su actividad principal, su medio de conocerse y de descubrir su entorno, establecer conductas y relaciones con él. En esta etapa, el niño comienza a aprender jugando. El aprendizaje es para él una especie de juego de roles con determinadas reglas. El niño asimila sin darse cuenta los conocimientos elementales”.El pasado fin de semana que volví a Santa Marta, mi sobrino de 10 años, Tiago, me invitó a jugar. Claro, nada tenía que ver con los juegos que yo tenía de niño. Él me pidió que jugáramos en su consola un juego de acción llamado Sonic, cuyo objetivo es juntar anillos y recompensas que le permitirán al personaje obtener mejoras para su juego y desbloquear otros personajes. Para ello, debe correr, saltar y conseguir monedas que servirán para mejorar su desempeño. Es obvio que mi destreza digital es menor a la de este niño, pero pude darme cuenta de la pertinencia y veracidad del estudio publicado por la revista PLOS ONE, que insiste en señalar cómo la práctica de videojuegos de estrategia en tiempo real puede incrementar significativamente la flexibilidad cognitiva. Creo que no solo en estos tipos de videojuegos, sino que todos aportan crecimiento en algunas habilidades. Por ejemplo, en este, creo que hay una mejora de la memoria de trabajo y de las funciones cognitivas. Seguro también genera algunas dificultades, por lo que exige la cercanía de los padres y la disciplina necesaria.Me sentí feliz, porque no solo fue una oportunidad de divertirme sino de acercarme a Tiago de una manera lúdica.