El manejo adecuado de las emociones nos permite conectarnos con la razón y la madurez

Las noticias que escuchamos, la información que recibimos en redes, las dificultades en nuestras relaciones interpersonales y los obstáculos que encontramos en la vida diaria, al intentar desarrollar nuestro proyecto personal, pueden generarnos estrés y hacernos vivir en medio de una tormenta emocional. Estoy convencido de que para enfrentar esos desafíos y aprovecharlos en favor de nuestros objetivos más trascendentales, es fundamental aprender a mantener la calma. Esta capacidad implica responder a situaciones estresantes o difíciles de manera serena y racional, en lugar de reaccionar impulsivamente. Esto requiere gestionar nuestras emociones y pensamientos de manera adecuada, lo que nos permite tomar decisiones conscientes y acertadas. Quien es capaz de mantener la calma en medio de los torbellinos existenciales que la vida presenta, puede mejorar su capacidad de tomar decisiones, ya que, al estar calmado, es posible pensar con claridad y evaluar mejor las opciones. Además, esto reduce el estrés, dado que la calma y la serenidad disminuyen los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Una persona tranquila resulta más agradable de tratar y genera confianza en los demás. La calma mental también nos permite concentrarnos mejor en nuestras tareas. Los expertos sugieren que, en momentos de crisis, es esencial mantener la calma mediante las siguientes estrategias: 1. Evitar saturarse de información que pueda aumentar la ansiedad. 2. Conversar con personas que brinden apoyo puede ayudar a sentirse más tranquilo. 3. Establecer una rutina diaria aporta una sensación de control y estabilidad. 4. Descansar lo suficiente para aliviar las tensiones acumuladas por la situación. Algunas de las técnicas recomendadas para lograrlo son: Respiración profunda: Inhala lenta y profundamente por la nariz, retén el aire unos segundos y exhala lentamente por la boca. Repite varias veces. Esta técnica oxigena el cerebro, lo que facilita el control de pensamientos y emociones. Concentración en el presente: Enfócate en lo que estás sintiendo en este momento: las sensaciones de tu cuerpo, los sonidos a tu alrededor. Esto te ayudará a alejarte de pensamientos ansiosos sobre el futuro. Visualización: Imagina un lugar tranquilo y relajante, como una playa o un bosque, que te brinde serenidad. Lo más importante es no rendirse y buscar siempre las herramientas que te ayuden a mantener la calma en los momentos difíciles.