La no sencilla tarea de escoger fiscal ad hoc
Columna de opinión de Ricardo Ospina
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Antes de que el país se sumerja en la celebración de navidad y de año nuevo es crucial que tanto la Presidencia de la República como la Corte Suprema de Justicia dejen definido el nombre del fiscal general de la Nación ad hoc para dos de las investigaciones por el escándalo Odebrecht.
A esta hora, el presidente Iván Duque sigue evaluando hojas de vida y nombres para confeccionar la terna que debería enviar a más tardar este martes, según dijo su ministra del Interior, a la Corte Suprema, para que el próximo jueves 6 de diciembre, día de la última sala plena del año, se proceda a dar este paso sin precedentes en Colombia.
La tarea para el presidente Duque no es sencilla, porque los tres nombres que postulará ante la Corte, de los cuales uno será una mujer, según anticipó, no solo deben tener todas las calidades y condiciones para asumir el cargo de Fiscal General, sino que además, y en medio de los cuestionamientos a Néstor Humberto Martínez, deben estar libres de dudas o de eventuales impedimentos que enturbien sus actuaciones judiciales.
A la Sala Plena de la Corte Suprema también le corresponde una responsabilidad grande, porque debe dejar definido todo el esquema de funcionamiento de esta figura de fiscal ad hoc, nueva para el sistema judicial colombiano y que valdría la pena que el Congreso definiera de una manera más clara y permanente.
A pesar de las críticas que se le han hecho a esta puerta que abrió la Corte al permitir un fiscal ad hoc ante los evidentes y conocidos impedimentos de Néstor Humberto Martínez y María Paulina Riveros, es una buena noticia, que el país esté buscando un nombre que garantice independencia y credibilidad, así sea solo en dos de los muchos tentáculos de la red de corrupción de Odebrecht en el país.
Este paso es fundamental para frenar la oleada de incertidumbre y de disminución de credibilidad de los colombianos en las instituciones que conforman nuestra democracia.
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