Las dudas que deja el asesinato de los periodistas: opinión de Ricardo Ospina
Sería importante conocer las operaciones militares en la zona durante los días del secuestro.
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Luego del asesinato a sangre fría de Efraín Zegarra, Paúl Rivas y Javier Ortega en territorio colombiano, cerca de la frontera con Ecuador, quedan muchas preguntas y también una cantidad importante de temas por resolver:
-Frente al terrible suceso quedan en el aire preguntas sobre si hubo negligencia del Estado colombiano en el manejo de la crisis, toda vez que en reiteradas ocasiones el Gobierno dijo que ‘Guacho’, el temible jefe de la disidencia Oliver Sinisterra, es ecuatoriano y que el secuestro había sido en Ecuador.
De igual forma, sería muy importante conocer la totalidad de operaciones militares en la zona, es decir, entre Tumaco y Esmeraldas durante los días del secuestro y para tener todos los elementos en la mano, saber si hubo algún intento de rescate armado de los periodistas asesinados
¿Por qué el Miércoles Santo, altas fuentes militares y civiles de Colombia habían confirmado a medios de comunicación entre ellos a Blu Radio, que los tres habían sido liberados, cuando como se conoció posteriormente, esa liberación no se materializó? ¿Hubo imprudencia de las fuentes? ¿Por eso se frustró el operativo?
¿Falló en su inexperiencia el Gobierno de Ecuador al haber negociado con terroristas sanguinarios como ‘Guacho’? Lo último que se supo es que las autoridades ecuatorianas estaban dispuestas a liberar a tres disidentes capturados en Esmeraldas, en una especie de intercambio humanitario con los colegas secuestrados.
Sobre el presente, cabe preguntarse, ¿cómo se va a garantizar la recuperación de los cuerpos de los tres periodistas? ¿Habrá suspensión de operaciones militares?
Ante el crítico futuro en la zona de frontera con Ecuador, vale la pena preguntarse, ¿cómo van a trabajar de manera conjunta las autoridades binacionales para cerrarle el paso al narcotráfico en la franja de la costa pacífica que une a los dos países?
¿Cómo van a pasar de los lugares comunes a los que se llega cuando se habla de la Comisión Binacional de Frontera, Combifron, a la práctica, cuando se trata de una zona que pareciera haberse salido de control?
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¿Cómo piensa el Gobierno colombiano atacar con seriedad las miles de hectáreas de cultivos de hoja de coca que hay entre Tumaco y la frontera y que son el verdadero combustible de las atrocidades de Guacho, de David y de muchos otros?
El reto es ahora sobre todo para el próximo presidente, que tiene en sus manos la responsabilidad del manejo transparente de miles de millones de pesos del postconflicto para que lleguen a los exguerrilleros y se evite la aparición de nuevos Guachos, disidentes de las Farc, en otras zonas de Colombia.
Para el Estado, la responsabilidad de manejar de la mejor forma el caso Santrich, para evitar una desbandada de las zonas de capacitación y para la JEP, la capacidad de que el país conozca toda la verdad entre otras del reclutamiento de niños. Recordemos que Guacho, hoy el enemigo público número uno, fue llevado a la fuerza a las filas de las Farc a los 15 años de edad.
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