Las misteriosas muertes de Jorge y Alejandro Pizano: opinión de Ricardo Ospina
Jorge Pizano temía por su vida y había intentado obtener ayuda para salir del país como testigo protegido.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
La historia de la muerte del ingeniero Jorge Enrique Pizano y de su hijo Alejandro se convirtió en una película de horror, que deja muchas preguntas sobre lo sucedido.
Pizano fue auditor controller de los contratos suscritos por el consorcio entre Odebrecht y Corficolombiana para construir la polémica Ruta del Sol Tramo 2, salpicada por uno de los escándalos de corrupción más grandes de la historia reciente y había advertido en documento escrito desde junio de 2015 a los socios de Consol, sobre el presunto pago de sobornos a varias compañías.
Según ha trascendido, Jorge Pizano temía por su vida y había intentado obtener ayuda para salir del país como testigo protegido, había grabado una entrevista con Noticias Uno y les había entregado a los mismos periodistas, una reveladora grabación con el entonces abogado Nestor Humberto Martínez, todo esto con el compromiso de revelarlo únicamente si lograba salir del país o si se producía su muerte.
El jueves de la semana pasada ocurrió lo segundo, en principio su familia creyó que su fallecimiento se había producido por un infarto, en medio de la lucha que afrontaba Pizano contra un linfoma grado tres y por eso, según dice la Fiscalía, decidieron cremar sus restos, tras una necropsia realizada por un médico de una EPS en Subachoque, Cundinamarca.
Pero todo cambió este fin de semana, cuando Alejandro Pizano Ponce De León, hijo de Jorge Pizano, se sentó en el escritorio que usaba su padre, destapó una botella de agua saborizada que estaba encima de la mesa, y minutos después, comenzó a sentirse mal, le dijo a su familia que el agua sabía muy mal y luego, lo inevitable, murió en camino hacia el hospital.
Ayer, en una declaración conjunta, la vicefiscal María Paulina Riveros y el director de Medicina Legal Carlos Valdés, revelaron que el joven Alejandro Pizano, quien vivía en Barcelona y había llegado de urgencia al país para las exequias de su padre, murió por envenenamiento con cianuro.
La Fiscalía entonces decidió abrir una nueva investigación, primero para establecer, por medio de tejidos y humor vítreo rescatados por el legista de la EPS, si Jorge Enrique Pizano, quien iba a ser testigo de la Fiscalía en el juicio contra del expresidente de Corficolombiana José Elías Melo y de la defensa del exdirector de la ANI Luis Fernando Andrade, murió por infarto agudo de miocardio como se dijo en principio, o si falleció envenenado, tras haber consumido el agua saborizada con cianuro que estaba sobre su escritorio.
Vea también: No se encontró a quien se entregaron pagos irregulares: Grupo Aval sobre caso Pizano
Una vez resuelto este punto, difícil por lo demás, si hay elementos que permitan saber que la muerte de Pizano fue por envenenamiento, viene una tarea aún más complicada: saber si se trató de un suicidio o si manos criminales pusieron cianuro en el agua que él consumió.
De acuerdo con la Fiscalía, Pizano estaba muy mortificado por la imputación de cargos que venía en su contra por presuntas irregularidades en el contrato Tunjuelo - Canoas, cuando él fue gerente del Acueducto de Bogotá, había ampliado su interrogatorio, había aplazado por motivos de salud la imputación en su contra y ahora estaba a la espera de unos cotejos de testimonios que lo incriminaban con acciones delictivas.
Una de las preguntas que quedan tras esta terrible historia es por qué no fue escuchado como testigo en el caso de Ruta del Sol, donde hablaba de Odebrecht, de Corficolombiana y del conocimiento que tuvieron Néstor Humberto Martínez y Luis Carlos Sarmiento de estos hechos. La respuesta, según la Fiscalía, es que el audio, revelador y contundente, de Pizano ante el Tribunal de Arbitramento, fue trasladado al expediente penal.
Un homenaje póstumo a lo que intentaba decir Pizano es la decisión de la Fiscalía de investigar a fondo todas las denuncias que hizo en junio de 2015 ante la junta directiva de Consol, advirtiendo sobre las irregularidades y problemas que se veían venir.
Anoche Corficolombiana emitió un comunicado en el que dice que "a mediados de 2015 se tuvo conocimiento del reporte del Dr.
Pizano en el que alertaba acerca de ciertos contratos efectuados a través de CRDS que, a su modo de ver, parecerían ser cuestionables pues se referían a objetos duplicados y a obras que no se llevaron a cabo. Ni el informe del Dr. Pizano, ni ninguna otra información conocida en aquel momento permitían que, ni el Dr. Pizano, ni Corficolombiana, ni persona alguna pudiera afirmar que dichos contratos y los pagos efectuados como consecuencia de éstos estuvieran relacionados a los sobornos que, en diciembre de 2016, Odebrecht confesó haber cometido para garantizar la adjudicación del contrato de concesión de Ruta del Sol 2".
Hoy, la tormenta judicial y política de este caso está en su punto máximo, y por eso, así suene a lugar común, los colombianos necesitan transparencia, celeridad y aplicación efectiva de justicia para saber cómo murieron los Pizano y si hay más implicados en el caso Odebrecht que hoy no han sido citados por la justicia.
Escuche la columna de opinión completa: