Mientras dejemos que la maldad sea la que nos mueva, nunca construiremos

Estamos acostumbrados a creer que todo debe definirse en términos de negro y blanco, de amigos o enemigos, de ganar o perder, sin darnos cuenta que la mayoría de las veces la verdad y la razón están en los grises, en relaciones que no pasan por estar a favor o en contra, en resultados en los que nadie gana o pierde.

Se requiere un cambio de paradigmaal aproximarnos a la realidad y asumir que necesitamos entenderla desde la complejidad y no desde la simpleza que plantean los extremos. Reducir la vida a eso y suponer que quien no está contigo está contra ti, es una manera de generar violencia y de perder posibilidades en las diferencias.

Me gusta la palabra “comunión”, que supone generar consensos y solidaridades en medio de las diferencias. Entender que se progresa cuando se construyen sinergias que permitan incluir los intereses de los que participan en la situación. La eliminación del otros es una manera de asumir la pobreza intelectual como valor fundamental.

Necesitamos darle un mayor lugar a la apertura, que nos lleva más allá de nuestros intereses más egoístas y nos prepara para entender los del otro; pero también a la argumentación para poder hacer posible diálogos firmes que construyan; a la serenidad, que es la actitud que debemos mantener para no terminar dañando a los otros; y finalmente, una buena condición.

Mientras dejemos que la maldad sea la que nos mueva, nunca construiremos, sino que echaremos abajo cualquier proceso que busque una sociedad más justa para todos. La historia lo demuestra: la violencia no nos hace bien, nos lacera y nos deja heridas que con el tiempo trascienden y acaban con lo que sea.

Vivir en comunión no es lo mismo que estar de acuerdo en todo, sino intentar que desde lo que se tenga para aportar, se pueda construir el mejor proyecto común posible. Hoy, cuando las redes sociales han adoptado también un ambiente bélico, es más que nunca necesario recordar que solo desde los diálogos podremos construirnos como sociedad. Podemos hacerlo posible, yo lo creo.

Escuche la opinión de Alberto Linero aquí: