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Minuto de silencio por el ingeniero desconocido

Franz Anderson Florez Ramírez murió luego de una acción irresponsable de un conductor.

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BLU Radio. Ingeniero Franz Anderson Florez Ramirez

Desde hace cinco años un joven ingeniero de sistemas santandereano era el cerebro detrás de todos los desarrollos e innovaciones que usaban desde la radio digital en Caracol Televisión, cerca de 7 millones de usuarios únicos al mes en BR y otros 4 millones en La Kalle, que nos visitan desde responsive o nuestras integraciones en social media.

Normalmente, quienes están detrás de la tecnología no reciben el reconocimiento de las audiencias por la “usabilidad” o la buena “experiencia de usuario” de los ecosistemas digitales, y esta es una oportunidad para hacerlo.

Hoy, tras una tragedia que enluta a Caracol Televisión, pero en particular a Blu Radio, La Kalle, El Espectador, Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, entre otras marcas digitales, queremos guardar un honorable minuto de silencio por nuestro compañero, amigo y hermano Franz Anderson Flórez Ramírez, quien murió luego de una acción irresponsable de un conductor que lo arrolló con su carro cuando regresaba a casa tras un día de desarrollo en la oficina.

Como director digital de radio debo agradecer a Franz porque nos llevó con demasiada y decidida dedicación a tener a nuestros portales, desde la tecnología, como líderes de las audiencias.

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Buen tipo, siempre sonriente, educado y formal hasta decir no más, frentero, creativo, propositivo, inteligente y gran profesional. A sus 33 años, logró pasar por varias compañías importantes de medios amigos como Vanguardia Liberal, la alcaldía de su ciudad, y en Caracol Televisión, donde lo queríamos honestamente.

Aunque pudo ir tras oportunidades profesionales o laborales en otras compañías, Franz tenía un aprecio y amor profundo por nuestras marcas y lo demostró hasta el último aliento.

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Este minuto de silencio es para agradecerle por todas las jornadas, por haber sido un humano excepcional y por enseñarnos el valor de la perseverancia, la humildad, su generosidad sin límite y, eso sí, su terquedad.

Los accidentes en la vía le acaban de arrebatar al país, y por qué no al mundo, un brillante ingeniero que no vamos a lograr reemplazar con facilidad; era altamente especializado en nuestros backends, como pocos en Colombia. Eso hay que decirlo.

A finales del año pasado consiguió certificarse como Scrum master, Scrum developer y Scrum product owner, además era un teso en PHP, Drupal, y el nada fácil Angular de Google.

Hace meses me pidió que le ayudara con el trámite de traspaso de su nuevo juguete, una moto, y así lo hicimos. Recuerdo que para pedirme ayuda, primero me contextualizó por más de media hora, las características de su vehículo. Ese asunto realmente lo apasionaba, de hecho pertenecía a un reputado club de moteros en Bucaramanga llamado Joker Bikers, así como el de Cerberus.

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"Para nosotros fue un excelente amigo, una buena persona que nunca se metió con nadie, todos lo queríamos. Hoy no tenemos si no buenos recuerdos, de él nunca se escuchó una mala palabra y siempre contábamos con un amigo más”, dijo uno de sus compañeros de club.

Si bien era un genio en esto del Internet, recién exploraba un nuevo hobbie: ser un bloggero o instagramero de gastronomía, un oficio que le venía bien porque puedo decir que era ‘buena muela’.

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Uno de sus colegas en Caracol, el ingeniero Víctor, me recordó un par de cosas que también valdría la pena decir, como por ejemplo que antes de hablar de cualquier proyecto que tuviera en la vida “ponía a Dios por delante”.

“A Franz le molestaban las injusticias y la desigualdad. Luchaba por el bienestar de todos por encima del suyo propio (…) refutaba las cosas con argumentos y era muy difícil ponernos de acuerdo en temas laborales, pero siempre exponía sus ideas con mucho respeto y propiedad, al punto de lograr convencernos con fundamento”, me dijo.

Franz trabajaba en nuestras oficinas centrales en Bogotá y la soledad lo llevó de regreso a su ciudad, era tan bueno que su directora, Marcela Díaz, Santiago Cardona y yo, nos dimos una pela para que, en vez de que dejara la compañía, pudiera trabajar desde allá.

Lo que más amaba en el mundo era su familia y por ellos estaba dispuesto a luchar sin importar lo que tuviera que sacrificar, incluso no estar a su lado para poder brindarles lo mejor. De eso puede dar fe Valentina, su sobrina amada.

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Hace un par de meses me llamó para contarme por el momento difícil de salud por el que atravesó su novia, hablamos como una hora. Me quedó claro que su amor por ella era genuino y que daría hasta su vida por verla bien. Aprendí de eso también.

Franz, hermano, Dios te tenga en su lugar privilegiado, te extrañaremos y no es un formalismo, es una realidad.

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