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Muchos se han ganado los "privilegios" a punta de trabajo: Alberto Linero

Ser feliz involucra también el ser capaces de diferir el placer y sacrificarse en algunas situaciones por alcanzar grandes objetivos.

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Alberto Linero
Foto: Alberto Linero

Hay que volver a redescubrir el valor del sacrificio. Entender que todos los triunfos duraderos en la existencia exigen una dosis de este valor que podría definirse como: “el esfuerzo, pena, acción o trabajoque una persona se impone a sí misma por conseguir o merecer algo o para beneficiar a alguien”.

El objetivo en la vida es ser feliz pero la felicidad no implica vivir en una zona de confort donde todo esté resuelto y no haya dificultades, sino al contrario, entender que es necesario vivir desde la armonía interior que permite celebrar la vida aún en medio de adversidades y obstáculos. Es decir, ser feliz involucra también el ser capaces de diferir el placer y sacrificarse en algunas situaciones por alcanzar grandes objetivos que realizan nuestros deseos más profundos. No se trata de vivir amargados y sufriendo, sino de aprender a sembrar esfuerzos para cosechar victorias.

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De lo que más he aprendido al escuchar a la gente, leer historias de vida y relatos autobiográficos, es que las personas exitosas lo son por una alta dosis de sacrificios, de disciplina, de batallar y superar muchos obstáculos. Nadie tiene éxito sin haber luchado duramente. No podemos caer en el simplismo de creer que todo el que tiene algo es un privilegiado, o desde el resentimiento de suponer que eso que ahora disfruta le ha caído del cielo. Muchos se han ganado con largas jornadas de trabajo lo que ahora gozan.

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El psicólogo argentino Bernardo Stamateas lo expresa así: “Si miras mi éxito, mira también mi sacrificio” cierro cita. En vez de sentir envidia, generar rencor o querer destruir el éxito del otro, tratemos de ver cómo logró conquistar sus metas, qué esfuerzos hizo para alcanzar lo que ahora tiene. Dicen que Pelé, el gran jugador de fútbol, dijo un día: “El éxito no es un accidente. Es trabajo duro, perseverancia, aprendizaje, estudio, sacrificio y, sobre todo, el amor por lo que estás haciendo o aprendiendo a hacer”. Por ello creo que necesitamos premiar más a los que dan lo mejor de sí, persiguiendo sus sueños, a quienes son capaces de planear y trabajar con el cuidado requerido.

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