Nadie tacaño y avaro es buena persona: ser solidario es expresión de la buena condición humana

Hay palabras que de tanto usarse corren el riesgo de perder toda su fuerza, por eso hay que pronunciarlas con conciencia y tratando de vivir coherentemente su contenido, sintiendo el poder que poseen.

Este lunes, por declaración de la Asamblea General de las Naciones Unidas desde 2005, se celebra el Día Internacional de la Solidaridad Humana. La solidaridad es una expresión de nuestra condición. A pesar de la tendencia a querer desarrollar la vida pensando sólo en nuestros propios intereses y a veces tratando de negar lo de los otros, los humanos experimentamos un impulso a ayudar, a colaborar, a construir con otros.

Nadie es feliz solo; nos necesitamos. La solidaridad es un valor universal que se entiende como el movilizarnos, desde nuestros recursos, capacidades y habilidades a favor del otro. Es esa conjunción de esfuerzos por conseguir un objetivo que nos beneficia. Sin solidaridad la vida se hace más ardua porque las dificultades y los problemas sobrepasan al ser humano individualmente y sólo puede ser superadas y vencidas por la unión cooperativa y complementaria.

En estos días de Navidad, cuando algunos cantan novenas, unos preparar el pesebre, otros se dejan tocar por ese espíritu de reflexión y evaluación; vale la pena cuestionar nuestro nivel de indiferencia. Estoy seguro que cerca de nosotros viven personas atravesando las peores circunstancias y han de necesitar nuestro apoyo, respaldo o protección. No tenemos que esperar a tenerlo todo para ayudar, basta con dejar fluir la fuerza interior que nos anima a dar de nosotros para que los otros puedan ser felices. Al fin y al cabo la felicidad es siempre una experiencia personal que se vive con otros.

Todos tenemos algo que dar, desde lo más insignificante hasta lo que realmente le transforma la vida a algunos de esos hermanos que sienten la presencia siempre filosa y agobiante de la carencia. A veces me asusta que la Navidad se quede en tantas bellas manifestaciones folclóricas y no trascienda hacia acciones de generosidad, justicia y equidad para con los otros. Nadie tacaño y avaro es buen ser humano. La solidaridad es una expresión de la buena condición humana.

Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU: