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No podemos permitir que el machismo siga obstaculizando el trabajo femenino

Crece la inclusión de mujeres en cargos de liderazgo, pero aún dista mucho del número ideal

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El liderazgo femenino es fundamental en el desarrollo integral de nuestra sociedad y de cada uno como individuos activos de la misma. No podemos seguir permitiendo que el machismo y la mentalidad patriarcal sigan generando prácticas que obstaculicen sistemáticamente la visión y estilo de trabajo femenino. Está claro que se trata de equidad y de igualdad de oportunidades. Ningún género es superior a otro, frente a la necesidad de crecimiento, no podemos darnos el lujo de cercenar los enfoques que nos complementan y permiten entendernos mejor como especie.

Crece la inclusión de mujeres en cargos de liderazgo, pero aún dista mucho de una situación ideal. En el caso de la política El 90% de los jefes de Estado y de Gobierno son hombres (esto es, De 193 países, solo 20 están gobernados por mujeres), al igual que el 76% de los parlamentarios son varones. El aumento de la representación de las mujeres en este ámbito es tan lento que para llegar a la paridad se necesitan 107 años.

Un estudio publicado por la multinacional británica de búsqueda de talento, Odgers Berndtson, alertó sobre la dificultad que están enfrentando las mujeres para ocupar cargos de alto nivel tipo en compañías.

Según el informe, el género representa solo el 19% de los puestos de liderazgo al interior de los equipos directivos en los principales mercados del mundo. En Colombia, según datos de la Andi en su encuesta de equidad de género del año pasado, el fenómeno se presenta como un embudo, en el que, a mayor jerarquía empresarial, menor la participación de la mujer, el 44,3% están en posiciones de segundo nivel como analistas, coordinadoras y especialistas. La participación se va reduciendo a medida que ascienden, en cargos directivos de primer nivel como presidentes y gerentes generales es del 33,5%, mientras que en juntas directivas es apenas del 25%.

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Esta cifra es más que elocuente: se puede reducir en un 20% el riesgo de quiebra, en un momento de crisis, teniendo una mujer guiando la operación. Qué crisis más grande que la que ha causado la pandemia y que ejemplo de manejo el que han dado las mujeres presidentes y primeras ministras, quienes han liderado muy buenos resultados numéricos desde su firmeza, elocuencia y empatía por los demás. Bien dice Mercedes d'Alessandro en su libro “Economía Feminista”: Más mujeres en cargos de liderazgo no solo es lo correcto, sino lo más inteligente.

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