La vida de barrio de Getsemaní, en Cartagena, fue reconocida como patrimonio inmaterial del país
Con este reconocimiento, los getsemanicenses buscan frenar la gentrificación, y la pérdida de más del 90% de su población en las últimas dos décadas.
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El corazón de Getsemaní, su vida de barrio popular y esas expresiones cotidianas de habitar más allá de las ráfagas del envolvente turismo, se convirtieron oficialmente en patrimonio de Colombia.
El Consejo Nacional de Patrimonio Cultural aprobó por unanimidad, este miércoles 17 de septiembre, el Plan Especial de Salvaguardia (PES) de la vida de barrio de Getsemaní y, de esta forma, dio el visto bueno para su ingreso a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.
Ibeth Sierra, integrante de la Junta de Acción Comunal de Getsemaní, explicó que, más allá del importante reconocimiento que representa para los getsemanicenses y para el patrimonio inmaterial de Cartagena, integrar la lista de patrimonio nacional es una gran herramienta que les permitirá ponerle freno a la gentrificación que, afirman, en los últimos 20 años ha reducido en más del 90 % a la población raizal.
“Hoy, con esta declaratoria, con esta inclusión a esta Lista Representativa de Patrimonio, buscamos sobre todo proteger la permanencia de los residentes de Getsemaní, y además lograr ese retorno de la gente de la diáspora con un proyecto de repoblamiento, para que esa vida de barrio se robustezca y vuelva a ser lo que Getsemaní siempre ha sido. Además, que esto se da en un momento muy importante en el que hicimos un censo de caracterización social, económica, cultural y de habitabilidad, en donde tuvimos indicadores preocupantes. Uno de esos fue la actualización demográfica que nos permitió ver cómo ha sido el desplome tan grande en las últimas décadas de nuestra población, pasando de un censo en el 2005 con más de 5.300 habitantes a uno en la actualidad con 448 habitantes”, puntualizó Sierra en diálogo con BLU Radio.
La también coordinadora del Comité de Bienestar Social de Getsemaní explicó que, entre otras acciones concretas, con el plan de salvaguardia se busca, por ejemplo, que los servicios públicos en Getsemaní sean equiparados a estrato 1, pues muchas familias se ven obligadas a abandonar sus viviendas por las altas tarifas.
“A través de este Plan Especial de Salvaguardia estamos proponiendo que seamos exonerados del impuesto predial. Además, que se nos equiparen los servicios públicos a estrato 1, porque son dos características que han presionado para que la gente salga del barrio. La burbuja inmobiliaria ha ocasionado un impacto negativo en nuestra población, porque hoy día un predial en una casa normal donde habita una familia de dos hogares es de 7 millones, de 14 millones, ¿qué persona que de pronto viva de dos salarios o de un salario mínimo tiene la posibilidad de pagar esto? Getsemaní ha sido una comunidad sesgada históricamente: no hemos tenido la oportunidad de acceder a beneficios que el Estado da para la población pobre y vulnerable por ser estrato 3; nunca hemos tenido planes de mejoramiento de vivienda; no hemos tenido incentivos para la permanencia de nosotros en el territorio, y eso es hoy lo que estamos abanderando o proponiendo con esta propuesta de salvaguarda”, detalló.
Para Davinson Gaviria, vicepresidente de la JAC de Getsemaní, proteger la vida de barrio como expresión patrimonial es el resultado de una larga lucha que ha incluido a habitantes, gestores culturales y diferentes instituciones públicas y privadas.
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“La vida de barrio es nuestra vida cotidiana, que sucede en un espacio especial como Getsemaní, que por sus características urbanas nos lleva a que nuestra vivencia, nuestra intimidad, sobrepase los límites de nuestras casas. Muchos de los turistas, cuando pasan por mi casa o por alguna de las casas de los compañeros, se asombran de ver que tenemos la puerta abierta de par en par. Eso no sucede en todas partes. El hecho de ver a una persona preparando alimentos en la puerta de la casa, de ver gente charlando en una esquina, niños jugando en la calle, adultos jugando bola de trapo en la Avenida del Pedregal un domingo, son manifestaciones culturales y tradiciones que no se ven en todas partes, y es eso lo que nosotros queremos preservar. Es muy complejo, a veces, para una persona entender qué es la vida de barrio cuando no la vive, pero nosotros queremos preservar eso precisamente para que todas las personas de todo el país o del mundo que nos visiten puedan conocer y vivir esa vida de barrio que nosotros defendemos”, dijo.
La LRPCI es el principal instrumento del Estado para identificar, reconocer y proteger las manifestaciones del patrimonio cultural inmaterial. En ella se incluyen expresiones que las comunidades consideran parte esencial de su identidad, como el Carnaval de Barranquilla, el Sistema Normativo Wayuu, el Espacio Cultural de San Basilio de Palenque, la música de marimba y cantos tradicionales del Pacífico sur y las Fiestas de San Pacho en Quibdó. Con la inclusión de la vida de barrio de Getsemaní, la lista se amplía hacia la categoría de las formas de habitar y convivir en entornos urbanos patrimoniales.
La postulación de la vida de barrio de Getsemaní estuvo a cargo de Gimaní Cultural, la Junta de Acción Comunal, Coreducar, la Institución Educativa La Milagrosa, la Escuela Productora de Cine, la Fundación Cartagena al 100 %, Vigías del Patrimonio de Getsemaní y San Francisco Investments.