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Entre lágrimas contenidas y un duelo suspendido transcurren los días para los familiares de Gina Rivera Toloza, pues a pesar de que están convencidos de que su cuerpo fue el que apareció enterrado en un patio del municipio de Soledad (Atlántico), no ha sido posible identificar plenamente sus restos ni darle sepultura.
Allegados de Gina y habitantes del sector fueron los que hallaron el cuerpo escondido bajo tierra, tras un par de llamadas que recibió la familia y en las que insistentemente le alertaron que la mujer, de 31 años, había sido asesinada y sepultada allí, al parecer, por su expareja sentimental.
El macabro hallazgo se produjo el pasado 18 de agosto, cuando ya se había cumplido más de un mes de la desaparición de Gina. La ropa del cuerpo hallado coincide con las prendas que ella vestía aquel 16 de julio en el que se le perdió el rastro; sin embargo, el avanzado estado de descomposición ha dificultado las labores de identificación.
Solo con una identidad plena establecida, Medicina Legal podrá proceder a la entrega del cuerpo a los familiares para su posterior sepultura, pero los protocolos indican que el proceso podría tardar varios meses y, por eso, la familia está contemplando la posibilidad de reunir dinero para hacer la verificación de identidad con pruebas particulares.
"Ellos (Medicina Legal) están dispuestos a hacerle la prueba de ADN a mi hermana, pero dicen que demoran de tres a cuatro meses y mi mamá ya quiere darle cristiana sepultura, porque no quiere esperar más tiempo para llorarla y empezar a recuperarse", contó Cindy Toloza, hermana de Gina Paola.
Desde luego, la identificación del cuerpo también es clave para avanzar en la investigación en torno a las causas de esta trágica muerte, crimen por el que desde ya la familia de Gina señala a su expareja como responsable.
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