Mujer habría sido esclavizada por 11 años: todo fue en nombre de Dios
La presunta secuestradora la convenció de que, si desobedecía sus órdenes, Dios castigaría a sus hijos con “muerte, ruina y destrucción”
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La historia de Yaneth Castañeda parece sacada de un cuento de terror, pero ocurrió muy cerca de Bogotá, en El Rosal, Cundinamarca, a solo 30 minutos de la capital. Una mujer trabajadora y devota terminó viviendo un verdadero infierno durante once años en una casa donde, bajo la excusa de la fe, fue humillada y convertida prácticamente en una esclava.
Todo comenzó en 2009, cuando Yaneth y su esposo, Humberto, llegaron a la vivienda de una supuesta guía espiritual, a quién llamaremos "Rosa". Creían que allí encontrarían consuelo y respuestas divinas. Sin embargo, lo que hallaron fue manipulación y terror.
Yaneth pensaba que cumplía la voluntad de Dios, pues en su iglesia le habían asegurado que Él mismo le ordenaba vivir con Rosa. Las supuestas profecías parecían tan precisas que no dudó en obedecer. Pero pronto descubrió que detrás de ese discurso espiritual se escondía una mujer que usaba el miedo para dominar a los creyentes.
Aunque su esposo se marchó, Yaneth decidió quedarse. Rosa presuntamente la convenció de que, si desobedecía sus órdenes, Dios castigaría a sus hijos con “muerte, ruina y destrucción”. Así comenzó su historia de horror.
Era obligada a levantarse a las tres de la mañana, limpiar la casa antes del amanecer y cocinar sin descanso. Solo podía ir al baño tres veces al día y con la puerta abierta. “A veces me tocaba subir a la terraza a orinar sin que me vieran”, contó. Dormía con dos mujeres en una colchoneta de dos metros y, en ocasiones, no les daba comida, solo las hacía mirar cómo los demás comían.
Rosa afirmaba ser “la esposa del cordero” y aseguraba que su palabra era la voluntad de Dios. Con ese argumento controlaba a las mujeres mediante amenazas y humillaciones. Entre sus castigos más crueles estaban:
Durante más de una década, Yaneth creyó que huir significaba condenarse. Pero en 2020, con la pandemia, todo cambió. La crisis económica del grupo obligó a Rosa a enviarla a trabajar por comida, y esa fue su oportunidad para escapar.
Encontró refugio en una antigua conocida, a quien le contó su historia. “No vuelvo, que pase lo que tenga que pasar”, recordó. Tres meses después logró reencontrarse con su hijo Sergio y con su familia.
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Yaneth denunció a Rosa por trata de personas, tortura y estafa, acusándola de obligarla a trabajar sin pago, restringirle el alimento, imponerle castigos físicos y apropiarse de sus bienes.
Aunque logró huir, su lucha continúa. Su hijo, según denuncia, sigue bajo el control de la misma mujer. La historia de Yaneth es hoy una advertencia sobre cómo el fanatismo religioso puede convertirse en un instrumento de sometimiento y dolor.