
Cada vez más niños duermen menos y descansan peor. La causa, en muchos casos, está frente a sus ojos: las pantallas. Tablets, celulares, televisores y videojuegos están alterando los ritmos naturales del sueño infantil, con consecuencias alarmantes para su salud física, emocional y cognitiva.
Así lo advierte la doctora Laura Machado, pediatra, somnóloga e integrante de la Sociedad Colombiana de Pediatría, quien ha dedicado buena parte de su práctica médica a abordar los trastornos del sueño en la infancia.
¿Cuántas horas debe dormir un niño?
“Hoy estamos viendo niños que duermen seis o siete horas por noche, cuando lo mínimo recomendado son ocho horas”, señala Machado.
La situación es aún más preocupante si se tiene en cuenta que la falta de sueño en niños no siempre se manifiesta como cansancio, sino como hiperactividad, irritabilidad, problemas de atención y bajo rendimiento escolar. “Muchos padres piensan que su hijo es inquieto o tiene mal comportamiento, cuando en realidad está agotado”, explica.
¿Cuál es el hábito que afecta el sueño de los niños?
Uno de los factores que más afecta la calidad del sueño infantil es el uso excesivo de dispositivos electrónicos antes de dormir.

“La luz de las pantallas inhibe la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. El cerebro cree que aún es de día y se mantiene en estado de alerta”, asegura Machado. A esto se suma la sobreestimulación sensorial que provocan los videos, juegos y aplicaciones: “Muchos de estos contenidos tienen imágenes rápidas, sonidos fuertes y colores llamativos que activan al niño en lugar de relajarlo”.
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La especialista recomienda evitar el uso de pantallas al menos dos horas antes de dormir y reemplazarlas por actividades que fomenten la calma, como la lectura.
“Petty no puede dormir”
De hecho, ha encontrado en la literatura infantil una herramienta clave para ayudar a las familias a construir rutinas de sueño saludables. Su libro “Petty no puede dormir”, protagonizado por un perrito que tiene miedo de dormir solo, ofrece no solo una historia con la que los niños se pueden identificar, sino también estrategias prácticas para los padres.
“Se trata de crear un ambiente de seguridad y tranquilidad antes de dormir. Que los niños no vean el sueño como un castigo, sino como una experiencia placentera”, comenta Machado. En el cuento, la mamá de Petty utiliza rituales con la luna y el sol para acompañar a su hijo a descansar, una metáfora poderosa para enseñarles a los pequeños a relajarse y a entender la importancia del descanso.
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Al final del libro, se incluyen recomendaciones clínicas adaptadas al lenguaje cotidiano, como establecer horarios fijos, eliminar pantallas en la noche y acompañar emocionalmente a los niños en su proceso de conciliar el sueño.
“Dormir mal no es un problema menor. A largo plazo, puede generar obesidad, diabetes, problemas del sistema inmune e incluso trastornos emocionales”, concluye la doctora.