El llamado de expertos para acompañar a los jóvenes y evitar desenlaces fatales
Para los expertos, se tiene un mal concepto de "generación de cristal" y está "expuesta a vulnerabilidades históricamente inéditas”.
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El debate sobre la llamada “generación de cristal” continúa dividiendo opiniones, pero especialistas en psicología y neurociencia advierten que más que fragilidad, los jóvenes enfrentan desafíos inéditos que requieren atención urgente.
Según cifras del Ministerio de Salud, entre 2019 y 2023 los jóvenes de 15 a 26 años concentraron el 51,5 % de intentos de suicidio en Colombia. En total, el 72,9 % de los casos se registraron en personas de 10 a 29 años, lo que confirma que la adolescencia y la juventud son etapas altamente críticas para la salud mental.
Para Carlos Garavito, coordinador de la Comisión Nacional de Política Pública del Colegio Colombiano de Psicólogos, el término “cristal” transmite un mensaje errado. “No se trata de fragilidad, sino de una generación expuesta a vulnerabilidades históricamente inéditas”, afirmó. En ese sentido, plantea tres líneas de acción: formación a padres en crianza y regulación emocional, desarrollo de competencias socioemocionales en comunidades educativas, e intervención técnica y sistémica que articule salud, educación y sector productivo.
En el ámbito escolar, Santiago Laverde, rector del Colegio SEK Colombia, señala que una de las transformaciones más evidentes es la disminución en la tolerancia a la crítica y la necesidad de validación emocional constante.
“La respuesta no puede ser volver a las durezas del pasado, pero sí avanzar hacia una formación integral que prepare para la vida”, advirtió.
Desde la neurociencia, Jorge Eslava, director del Instituto Colombiano de Neurociencias, advierte que la sobreprotección puede limitar la construcción de herramientas emocionales para enfrentar la adversidad. De manera paradójica, agrega, las redes sociales están funcionando como un espacio en el que los jóvenes lidian en soledad con sus emociones, lo que puede incrementar riesgos pero también abrir oportunidades para la resiliencia.
Los expertos coinciden en que el verdadero desafío no es etiquetar a los jóvenes como “cristal”, sino reconocer que la rapidez de los cambios sociales demanda estrategias renovadas de acompañamiento. Familia, escuela y Estado deben articular esfuerzos para crear entornos protectores que fortalezcan la salud mental y la resiliencia.