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Por el contrario, según la revista Nature, el envejecimiento tiene dos momentos clave a los 44 y 60 años. Especialmente en esta última, los efectos de la vejez se acentúan mucho más; se deteriora el sistema inmune y aumentan los problemas renales y neurodegenerativos.
Estos descubrimientos son clave para comprender que la vejez tiene picos y gracias a esto se podrían abrir nuevos avances para cuidar la salud en estas etapas.
A través de este estudio, se pudieron evidenciar los cambios moleculares significativos en el cuerpo. Se realizó un análisis de las moléculas y el microbioma de 100 personas a lo largo de varios años, allí se observó que a los 44 años se ocasiona un cambio al momento de metabolizar alcohol, cafeína y grasas, lo que marca el inicio de enfermedades cardiovasculares, deterioro de la piel y los músculos.
¿Por qué a esas edades?
Aunque por ahora no se sepa a ciencia cierta por que el envejecimiento se incrementa en estos dos lapsos de tiempo específicos, no se desecha la idea de que esté relacionada con las circunstancias vitales de estas etapas. El estrés podría ser otro gran influyente.
Comprender el envejecimiento
Entender la vejez, implica estudiar los cambios biológicos, psicológicos y sociales que ocurren a lo largo del tiempo en las personas. Los cambios que enfrentamos los seres humanos a lo lago de cada etapa no son lineales y es el resultado de la acumulación de daños moleculares y celulares, lo que implica un decrecimiento de las capacidades físicas y mentales. Las más comunes son la pérdida de audición, cataratas, dolores de espalda, cuello, e incontinencia urinaria.
En el aspecto psicológico, incluye adaptaciones emocionales y cognitivas frente a la vida y sus desafíos. Además, el envejecimiento también tiene un componente social, ya que la persona puede experimentar cambios en su rol dentro de la familia, el trabajo y la sociedad en general. Abordar este proceso de manera integral nos permite desarrollar estrategias para mejorar la calidad de vida durante la vejez.
Hábitos saludables
Aunque la genética influye en cierta medida en la salud de las personas mayores, los factores más determinantes están relacionados con el entorno físico y social.
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Además, “el entorno en el que se crece durante la infancia —e incluso antes del nacimiento— combinado con estas características personales, tiene un impacto prolongado en el proceso de envejecimiento”, como explica la OMS
Cuando se quiere prevenir el envejecimiento, es clave llevar un estilo de vida sano. No consumir alcohol, no fumar, realizar actividad física y llevar una dieta equilibrada.
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