Personas con talla baja enfrentan barreras cotidianas más allá de su condición física
Las personas con acondroplasia suelen enfrentar dificultades cotidianas como acceder a espacios no adaptados o sufrir actos de discriminación.
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Cada 25 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Acondroplasia, una fecha que busca generar conciencia sobre las personas con talla baja y las dificultades que enfrentan más allá de su condición física. En Colombia, médicos y asociaciones insisten en la importancia de un diagnóstico temprano, atención médica integral y, sobre todo, una sociedad más empática e inclusiva.
La acondroplasia, considerada una enfermedad rara, afecta aproximadamente a una de cada 25.000 personas en el mundo. Según el doctor Gustavo Contreras García, genetista del Hospital Universitario de Santander, puede detectarse incluso antes del nacimiento mediante ecografías especializadas.
“El diagnóstico prenatal es posible, pero requiere un alto nivel de experiencia. Lo más importante es acompañar a las familias desde el inicio para que comprendan la condición y sepan cómo manejarla”, explicó.
Aunque esta alteración del crecimiento óseo no compromete las capacidades cognitivas, sí implica retos físicos y sociales. Las personas con acondroplasia suelen enfrentar dificultades cotidianas como acceder a espacios no adaptados o sufrir actos de discriminación.
“El desconocimiento sigue siendo la principal barrera. Muchas veces no se trata de falta de voluntad, sino de falta de información”, señaló Wendy Gaviria, presidenta de la Corporación Pequeñas Personas Latinas, quien lidera campañas de sensibilización en el país.
Desde el sector médico, los expertos recomiendan escuchar las inquietudes de los padres y fomentar el acompañamiento psicológico y social. “Las familias deben saber que no están solas. Existen asociaciones y redes de apoyo que pueden ayudarlas a transitar este proceso con esperanza y herramientas adecuadas”, agregó el doctor Contreras.
En redes sociales, iniciativas como #PequeñosPasosGrandesHistorias buscan visibilizar las experiencias de quienes viven con displasias esqueléticas, promoviendo una visión más humana y menos estigmatizante. La invitación este año es clara: informarse, respetar y comprender que la inclusión comienza con los pequeños gestos de cada día.