¿Compartió cuarto con sus hermanos? Esto es lo que reveló un estudio sobre ese vínculo
Gran parte de la población, en algún momento de su vida, compartió cuarto con los hermanos, desconociendo que esto tendría una repercusión.
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Durante mucho tiempo ha sido común que los hermanos compartan habitación, una práctica que incluso es muy común en los hogares colombianos. Lo que muchas personas desconocen es que esto genera un vínculo que aporta positivamente en la relación adulta.
Según un estudio, los hermanos que crecieron compartiendo habitación desarrollan vínculos emocionales mucho más sólidos en la adultez.
Cabe destacar que, aunque en la infancia esta experiencia puede parecer en cierto punto caótica para muchas personas, investigadores aseguran que esas vivencias contribuyen en el fortalecimiento de la relación fraterna a largo plazo.
Y es que compartir cuarto obliga a los niños a considerar emociones, establecer rutinas y ajustarse a las necesidades de cada uno.
El ejercicio constante de adaptación fomenta habilidades donde se encuentran la comunicación, la tolerancia, entre otros. Además, según expertos, estas herramientas emocionales generan un fortalecimiento del vínculo entre hermanos y permiten que estén abiertos a otras relaciones sociales.
La psicóloga Bibiana Infante señala que: “los niños que comparten habitación deberán tener en cuenta las necesidades de su compañero de cuarto y no solo las suyas propias. Por tanto, no creo que haya problema ninguno siempre y cuando la premisa fundamental sea el respeto mutuo”.
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Para muchos adultos, haber compartido habitación con un hermano o hermana no solo trae a la memoria momentos de juegos y desacuerdos, sino que también representó el inicio de un lazo emocional duradero. Este estudio confirma lo que muchos ya sospechaban: crecer en cercanía, fortalece los vínculos afectivos y deja una marca profunda.
El vínculo entre hermanos es una de las relaciones más duraderas y significativas que puede tener una persona. A diferencia de otros lazos familiares, como el de padres e hijos o parejas, los hermanos suelen compartir una historia de vida común, con experiencias, rutinas y emociones que comienzan en la infancia y pueden extenderse hasta la vejez.