“Existen dos tipos de riesgos: uno es la radiación de bajo grado que se produce al tener contacto con el celular en la oreja y que puede producir tumores cerebrales a largo plazo, y lo otro son las luces que desprenden los objetos tecnológicos que son nocivas para el ser humano en la noche ya que tiene frecuencias similares a la de los rayos del sol que van directamente al cerebro y frena la producción de melatonina”, manifestó.
A lo que agregó que las consecuencias varían y van desde obesidad, diabetes, problemas cardiovasculares, falta de memoria, concentración y problemas de aprendizaje, así como el desarrollo de diferentes tipos de cáncer.
¿La solución es sacarlo de nuestra habitación?
Según el experto, la distancia mínima para tenerlo y evitar daños en la salud es de dos metros, “lo mejor que se puede hacer es apagarlo durante la noche y en lo posible programarlo para que se prenda a la hora que necesitamos despertar”, mencionó. (Vea además: Uso excesivo del celular aumenta riesgo de sufrir cáncer cerebral, según estudio)
Finalmente, Dávila aconsejó que es necesario tener controles con el uso del celular sobre todo en las noches ya que el insomnio es, en muchas ocasiones el miedo a no estar pendientes del aparato y tarde o temprano repercute desfavorablemente en la salud.
Lea aquí un informe de la Organización Mundial de la Salud respecto a este controvertido tema: