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"La inteligencia es la capacidad que tenemos para adaptarnos, pero uno no debería hablar de la, sino de las inteligencias porque la capacidad que tenemos, por ejemplo, para adaptarnos a las personas es distinta a la que tenemos para los libros, los aspectos afectivos, un partido de fútbol. Uno tiene que reconocer que es equivocado usar la expresión 'este niño es inteligente', pues la pregunta es inteligente en qué", explicó en el educador en diálogo con En Blu Jeans.
El experto aseguró que un efecto claro son aquellos niños "dotados" en matemáticas, pero con falencias en otros aspectos de la vida cotidiana o incluso con sus relaciones interpersonales. Por eso, Zubiria puntualizó que hay que hacer seguimiento a los ideales del coeficiente con base.
"De qué sirve tener un IQ alto si se tienen muchas dificultades en muchos terrenos de la vida. Hay que reconocerle, como las madres, las cosas buenas que tienen. Si le va mal en el estudio, pero se relaciona bien", añadió.
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Ademá, él aseveró que el error que se está cometiendo para medir la inteligencia es que se están usando pruebas de hace más de 100 años, cuando en el mundo el concepto de la inteligencia era muy diferente al que se tiene en cuenta hoy en día.
"Tenemos un sistema educativo que hace lo contrario, todos vemos las mismas materias y a las mismas horas, todos trabajamos, se supone, bajo lo mismos ritmos", dijo.