Día 7 de la Novena de Aguinaldos este 2025: oraciones, gozos y todo en PDF
Miles de familias colombianas se reúnen este 22 de diciembre para celebrar el séptimo día de la Novena de Aguinaldos. Acá toda la información de este lunes.
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Este lunes, 22 de diciembre, miles de hogares en Colombia se congregan espiritualmente en torno a una de las tradiciones religiosas más entrañables del país: la Novena de Aguinaldos. Celebrada en las noches previas al 24 de diciembre, esta devoción católica reúne a familias, amigos y comunidades para preparar el corazón al nacimiento del Niño Jesús.
Hoy corresponde el día 7 de la Novena de Aguinaldos 2025, cuya estructura litúrgica permite una vivencia profunda de la espera navideña. La jornada se acompaña con oraciones solemnes, villancicos populares y momentos de reflexión que enmarcan el significado espiritual del Adviento.
Para quienes desean seguir la tradición completa, existe la opción de descargar la Novena de Aguinaldos 2025 en formato PDF, facilitando su lectura y uso durante las nueve noches de oración. También puede dirigirse a este enlace para descargarla directamente: Novena de Aguinaldos completa y en PDF.
Para quienes desean seguir la tradición completa, la Novena de Aguinaldos 2025 mantiene un orden litúrgico que se repite durante los nueve días:
El séptimo día de la Novena de Aguinaldos recuerda el momento decisivo en que María y José, obedeciendo el edicto del emperador romano Augusto, se ponen en marcha hacia Belén para el empadronamiento, a pesar de la dureza del viaje y del avanzado estado de gestación de la Virgen.
Esta escena, aparentemente sencilla, encierra un misterio profundamente espiritual: el Creador del universo, aún no nacido, se somete a las leyes humanas, permitiendo ser contado como un súbdito más del Imperio.
"Representémonos el viaje de María y José hacia Belén, llevando consigo, aún no nacido, al Creador del universo hecho hombre. Contemplemos la humanidad y la obediencia de este Divino Niño que, aunque de raza judía y habiendo amado durante siglos a su pueblo con una predilección inexplicable, obedece así a un príncipe extranjero que forma el censo de población de su provincia, como si hubiese para Él en esa circunstancia algo que le halagase, y quisiese apresurarse a aprovechar la ocasión de hacerse empadronar oficial y auténticamente como súbdito en el momento en el que venía al mundo. ¿No es extraño que la humillación, que causa tan invencible repugnancia a la criatura, parezca ser la única cosa creada que tenga atractivos para el Creador? ¿No nos enseñará la humildad de Jesús a amar esa hermosa virtud?
¡Ah! Que llegue el momento en que aparezca el deseado de las naciones, porque todo clama por este feliz acontecimiento, El mundo, sumido en la oscuridad y el malestar buscando y no encontrando el alivio de sus males, suspira por su Libertador. El anhelo de José, la expectativa de María, son cosa que no puede expresar el lenguaje humano. El Padre Eterno se halla, si es lícito emplear esta expresión adorablemente impaciente por dar a su Hijo único al mundo, y verle ocupar su puesto entre las criaturas visibles. El Espíritu Santo arde en deseos de presentar a la luz del día esta santa humanidad tan bella que Él mismo ha formado con tan especial y divino esmero. En cuando al Divino Niño, objeto de tantos anhelos, recordemos que hacia nosotros avanza lo mismo que hacia Belén. Apresuremos con nuestro deseo el momento de su llegada; purifiquemos nuestras almas para que sean su mística morada, y nuestros corazones para que sean su Manis terrenal; que nuestros actos de mortificación desprendimiento "preparen los caminos del Señor y hagan rectos sus senderos".
La Novena de Aguinaldos 2025 también da un lugar especial a la figura de San José, esposo de María y custodio de Jesús, y a la Virgen, madre del Salvador.
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"¡Oh, Santísimo José, ¡esposo de María y padre putativo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza
Te ruego por el amor que le tuviste al Divino Niño, me abraces en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén".
Por su parte, la Virgen María es invocada con profunda devoción y gratitud:
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"Soberana María, que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya, te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo hagan esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado hijo.
¡Oh dulcísima madre!, comunícame algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardaste tú, para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén".
Uno de los momentos más esperados por los niños y adultos son los Gozos de la Novena de Aguinaldos, composiciones líricas que mezclan la súplica espiritual con la alegría popular. Cada estrofa está dirigida al Niño Jesús y finaliza con el famoso estribillo: “Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto”.
¡Oh, ¡Sapiencia suma del Dios
soberano, que a infantil alcance te
rebajas sacro! ¡Oh, ¡Divino Niño, ven
para enseñarnos la prudencia que
hace verdaderos sabios!
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Oh, Adonai potente que Moisés
hablando, de Israel al pueblo diste
los mandatos! ¡Ah, ven prontamente
para rescatarnos, y que un niño
débil muestre fuerte el brazo!
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Oh, raíz sagrada de José que en lo
alto presenta al orbe tu fragante
nardo! Dulcísimo Niño que has sido
llamado Lirio de los valles, Bella
flor del campo.
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¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Llave de David que abre al
desterrado las cerradas puertas
de regio palacio! ¡Sácanos. ¡Oh
Niño con tu blanca mano, de la
cárcel triste que labró el pecado!
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
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¡Oh, lumbre de Oriente, sol de
eternos rayos, que entre las
tinieblas tu esplendor veamos!
Niño tan precioso, dicha del
cristiano, luzca la sonrisa de tus
dulces labios.
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Espejo sin mancha, santo de los
santos, sin igual imagen del Dios
soberano! ¡Borra nuestras culpas,
salva al desterrado y en forma de
niño, da al mísero amparo.
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Rey de las naciones, Emmanuel
preclaro, De Israel anhelo Pastor
del rebaño! ¡Niño que apacientas
con suave cayado ya la oveja arisca,
ya el cordero manso!
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
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¡Ábranse los cielos y llueva de lo
alto bienhechor rocío como riego
santo! ¡Ven hermoso Niño, ven Dios
humanado! ¡Luce, Dios estrella!
¡Brota, flor del campo!
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Ven, que ya María previene sus
brazos, do sus niños vean, en
tiempo cercanos! ¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro, se dispone a
hacerse de tu amor sagrario!
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¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Del débil auxilio, del doliente
amparo, consuelo del triste, luz
del desterrado! ¡Vida de mi vida,
mi dueño adorado, mi constante
amigo, mi divino hermano!
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Ven ante mis ojos, de ti
enamorados! ¡Bese ya tus plantas!
¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado
en tierra, te tiendo los brazos, y
aún más que mis frases, te dice mi
llanto!
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Ven Salvador nuestro por quien
suspiramos.
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¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
La Novena finaliza cada noche con la Oración al Niño Jesús, que es una de las más sentidas por los fieles. En ella, se presentan peticiones personales, necesidades familiares y anhelos comunitarios, bajo la certeza de que Jesús escucha a quien ora con fe.
Esta oración está inspirada en las revelaciones hechas a Santa Margarita del Santísimo Sacramento, quien transmitió la promesa del Niño Jesús: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia, y nada te será negado”.
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"Acuérdate, ¡Oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia, y nada te será negado.
Llenos de confianza en ti, ¡Oh Jesús, que eres la misma verdad!, venimos a exponerte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada.
Concédenos, por los méritos infinitos de tu encarnación y de tu infancia, la gracia, de la cual necesitamos tanto.
Nos entregamos a ti, ¡Oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y despacharás favorablemente nuestra súplica. Amén".