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Evangelio de hoy: 23 de enero de 2023

Conozca el evangelio y la palabra de Dios de este martes, 23 de enero.

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BLU Radio. Religión / Foto: AFP

Evangelio del día


Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,31-35):
En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dijo: «Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan.»
Les contestó: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?»
Y, paseando la mirada por el corro, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.»
Palabra del Señor

Lectura del día


Lectura del segundo libro de Samuel (6,12b-15.17-19):
En aquellos días, fue David y llevó el arca de Dios desde la casa de Obededom a la Ciudad de David, haciendo fiesta. Cuando los portadores del arca del Señor avanzaron seis pasos, sacrificó un toro y un ternero cebado. E iba danzando ante el Señor con todo entusiasmo, vestido sólo con un roquete de lino. Así iban llevando David y los israelitas el arca del Señor entre vítores y al sonido de las trompetas. Metieron el arca del Señor y la instalaron en su sitio, en el centro de la tienda que David le había preparado. David ofreció holocaustos y sacrificios de comunión al Señor y, cuando terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en el nombre del Señor de los ejércitos; luego repartió a todos, hombres y mujeres de la multitud israelita, un bollo de pan, una tajada de carne y un pastel de uvas pasas a cada uno. Después se marcharon todos, cada cual a su casa.
Palabra de Dios

Reflexión


En este pasaje, Jesús destaca que la verdadera familia es espiritual y se construye en torno a la obediencia a la voluntad divina. Esto nos lleva a considerar la importancia de vivir de acuerdo con los principios y enseñanzas de Dios, reconociendo que todos los que buscan y siguen Su voluntad son parte de la familia de Jesús.

La enseñanza de Jesús nos desafía a ampliar nuestra comprensión de la fraternidad y la maternidad espiritual. No se trata solo de la relación de sangre, sino de una conexión más profunda basada en el amor y la fidelidad a Dios. Nos impulsa a reconocer y valorar la familia espiritual que se forma entre aquellos que comparten la misma fe y se esfuerzan por vivir según los principios divinos.

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Así, en nuestra vida diaria, podemos preguntarnos cómo estamos construyendo esta familia espiritual. ¿Estamos buscando y siguiendo la voluntad de Dios? ¿Estamos cultivando relaciones basadas en el amor y la obediencia a Dios? La respuesta a estas preguntas nos acercará a comprender la profundidad de la enseñanza de Jesús y a vivir una auténtica fraternidad en Cristo.

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