El papa Francisco se caracterizaba por usar en sus discursos frases que llevaban consigo un mensaje con el fin de concientizar a las personas. Dentro de sus pronunciamientos quedan marcadas algunas de ellas.
Algunas de sus frases más recordadas y que siguen latentes si su presencia en el plano terrenal son las siguientes:
“Cómo me gustaría una iglesia pobre y para los pobres”
Desde el primer momento en el que el papa fue elegido, su intención fue enviar un mensaje claro al mundo de que quería una Iglesia más austera y al servicio de los más necesitados.
En la primera rueda de prensa que tuvo tras su elección en marzo de 2013, enfatizó ese mensaje.
Cabe destacar que, además, su nombre como pontífice fue elegido como honor a Francisco de Asís, fundador de la orden de los franciscanos y un hombre que propugnó la pobreza.
“Abusar de niños es una enfermedad”
En febrero de 2017, la revista La Civiltà Cattolica publicó una entrevista en la que el papa Francisco abordaba diversos temas, incluyendo cómo se habían gestionado los casos de pederastia al interior de la Iglesia, donde señaló:
"Abusar de niños es una enfermedad. Y debemos esforzarnos más en la selección de los candidatos que quieran ser sacerdotes", señaló.
Ante los casos de pederastia, el papa impulsó una serie de reformas, no solo para que no vuelva a ocurrir, sino también para avanzar en la reparación de las víctimas.
"Si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?
Esta fue una frase del pontífice que generó una ola de reacciones durante su pontificado, lo hizo en un vuelo que lo traía de Río de Janeiro a Roma, donde había participado en la Jornada Mundial de la Juventud en julio de 2013.
"En un lobby no todos son buenos, pero si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla? El Catecismo de la Iglesia católica explica y dice que no se debe marginar a esas personas y que deben ser integradas en la sociedad", le dijo a periodistas que viajaban con él.
"Algunos piensan que para ser buenos católicos tenemos que reproducirnos como conejos, pero no"
En enero de 2015, el propio papa Francisco compartió la historia de una mujer en una parroquia de Roma que fue reprendida por estar embarazada de su octavo hijo, tras haber dado a luz siete veces por cesárea.
El sacerdote le había dicho que estaba desafiando a Dios y que ese embarazo ponía en riesgo su vida, lo que podría dejar huérfanos a sus siete hijos. La mujer respondió con fe, diciendo que "confiaba en Dios".
Cuando los periodistas le preguntaron al Papa sobre la postura de la Iglesia ante ese caso, su respuesta se alejó del clásico mandato bíblico de “creced y multiplicaos” que suele asociarse con el catolicismo.