En 2025, por primera vez, los teléfonos sin entrada para auriculares tradicionales superan en número a los que todavía la mantienen. Según datos recopilados hasta el 29 de septiembre, el 61,6% de los dispositivos lanzados este año han eliminado por completo el jack de 3,5 mm, frente a un 38,4% que aún lo conserva. Todo apunta a que esta proporción se mantendrá, o incluso se ampliará, en el último trimestre del año.
Un proceso gradual, pero imparable
La desaparición del jack no ocurrió de forma repentina. En 2015, solo un 0,8% de los móviles llegaba al mercado sin él. Para 2024, la cifra ya había escalado al 51%, y en 2025 la tendencia se consolida. Aunque la eliminación del conector ha sido progresiva, en los últimos tres años se ha acelerado notablemente.
Pero esta transformación no ha sido uniforme. Algunos fabricantes han resistido más que otros, y la decisión de quitar el puerto no siempre se ha basado en necesidades técnicas.
Aunque el discurso oficial ha girado en torno a beneficios como la resistencia al agua o el aumento de espacio para baterías, la realidad detrás del cambio es otra: la rentabilidad del audio inalámbrico. Apple fue el detonante en 2016 al lanzar el iPhone 7 sin jack, y aunque no fue la primera marca en hacerlo, sí fue la que impuso el modelo que luego seguirían otros fabricantes, ya sea por presión del mercado o para reducir costes internos.
El resultado ha sido un boom en el mercado de auriculares Bluetooth, impulsado en gran parte por la necesidad generada por esta eliminación.
Los que aún resisten
Aunque cada vez son menos, algunos fabricantes siguen apostando por mantener el conector. Asus, por ejemplo, lo incluye en sus modelos ROG Phone enfocados en gaming; Sony lo ofrece en ciertos Xperia; y Xiaomi o ZTE también lo integran en líneas específicas, como el curioso modelo con doble jack de esta última marca. Sin embargo, estas excepciones no han logrado frenar la tendencia general.
La eliminación del jack no responde a una imposibilidad técnica, sino a una estrategia comercial. Las marcas han hecho sus cuentas: es más rentable empujar al usuario hacia accesorios inalámbricos que conservar una característica tradicional que hoy consideran prescindible.
Para quienes aún prefieren el audio con cable, las opciones se reducen: adaptadores, auriculares con USB-C o buscar entre un catálogo cada vez más limitado. Pero incluso con USB-C, el panorama es confuso, ya que no todos los modelos son compatibles entre sí sin conversores específicos.
El futuro es sin cables, nos guste o no
La industria ha tomado una decisión clara: el futuro del audio en móviles será inalámbrico, no necesariamente porque sea superior en todos los aspectos, sino porque genera más ingresos. Y con los números actuales, esa apuesta ya está ganada.