llamado a recordar los votos de pobreza que hizo el papa Francisco.
“Soy sacerdote y como sacerdote debo obedecer al santo padre Francisco. Mis papás murieron cuando era pequeño y me tocó asumir las riendas de mis hermanos, que hoy son todos profesionales”, comentó.
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Aclaró, sin embargo, que el lujoso vehículo es un regalo de familia. “Nunca he tenido la necesidad de tocar un peso de mi sacerdocio. Quiero aclarar que mi sueldo como capellán del cementerio es $1’900.000”, reveló.
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Aprovechó para decir que sí necesita un carro de menor valor, un Aveo, un Twingo o un Sprint, como medio de transporte. “Aunque no tengo problema en montarme en una buseta”, aseguró.