llamado Taser o pistola de electrochoque que puede inmovilizarlo por los nada despreciables 400 voltios sobre su cuerpo, aunque en el vacío logre unos 50 mil, esto a entre 3 y 3.5 miliamperios.
Este dispositivo fue diseñado por John Cover, un piloto de la segunda guerra y excientífico de la Nasa, que se inspiró en una película de ciencia ficción de 1910.
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Su funcionamiento es básico: el dispositivo recargable dispara dos puntas metálicas conectadas a unos electrodos en la pistola a través de alambres, que ya en el cuerpo impactado descarga su poder afectando los músculos y por ende la movilidad y el sistema nervioso.
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Aunque los departamentos de policías del mundo han querido implementar esta arma, supuestamente no letal, y evitar así el uso de munición, organismos como Amnistía Internacional y otros defensores de derechos humanos, han vinculado sus efectos a decenas de muertes. De hecho ese organismo contaba hasta 2012, 500 muertes asociadas a este artefacto.
La ONU, por ejemplo, ha dicho que el uso de esta arma podría estar incluida entre los instrumentos de tortura, ya que hace un fuerte daño en las personas del cual no queda evidencia en la víctima.
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En Colombia, es recordado el taser por haber sido nombrado por el vicepresidente en el gobierno de Álvaro Uribe, Francisco Santos, quien dijo que para enfrentar las protestas de los estudiantes, valdría la pena intentar “con estas armas no letales”.