Las vueltas de bancos: columna de Óscar Montes
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Si usted es de esas personas que aprovecha su poco tiempo libre para hacer eso que llaman “vueltas de bancos”, ármese de paciencia, porque esa actividad le puede tomar varias horas. Varias no, muchísimas horas.
Las vueltas en los bancos, suelen ser aburridas y desesperantes, entre otras razones, porque nadie ha podido resolver su gran misterio: ¿por qué nunca están los cinco cajeros en las cinco ventanillas?
No existe un solo banco donde todos sus cajeros trabajen de forma simultánea.
De todos los cajeros de los bancos solo uno trabaja, quien es por lo general el más novato de todos y por obvias razones es el más lento. El pobre todavía no tiene claro qué es lo que debe hacer con un cheque cruzado.
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En los bancos el ritmo de trabajo suele ser un poco más lento, sobre todo si el empleado está sindicalizado, que es algo así como estar blindado.
El cajero sindicalizado, por ejemplo, escoge sus clientes, que no son necesariamente los que están haciendo cola desde hace varias horas.
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Por lo general, el cliente preferido de este cajero aparece de la nada, sonriente y con caminado de “apártense que llegó el patas”.
De inmediato lo recibe su llave, quien lo atiende con prontitud. Mientras tanto, los demás clientes que esperen su turno con la paciencia de Job.
En fin, toca resignarse al mal tratamiento que recibimos quienes tenemos que hacer vueltas de banco. Y pensar que trabajan con nuestra plata.
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