En las comunidades campesinas persiste la zozobra por las acciones de las subestructuras del Clan del Golfo en Antioquia, donde habrían aprovechado el cese al fuego para aumentar su poder territorial.
Así lo ven las asociaciones de campesinos del Bajo Cauca, el Norte y Nordeste de Antioquia que temen que el grupo armado emprenda retaliaciones contra las comunidades luego de que el Gobierno del presidente Gustavo Petro pusiera fin al cese al fuego bilateral con el Clan del Golfo, lo que desencadenó en más hechos de violencia como ataques a la fuerza pública y la quema de al menos ocho vehículos en la troncal a la costa.
William Muñoz, líder de la Asociación de Campesinos del Bajo Cauca (Asobac), sostuvo que el fin del cese "significa dar un paso para adelante y dos para atrás", pero tiene claro que el riesgo prevalecerá para los comunidades que han tenido que cohabitar con los grupos armados ilegales.
Según José David Hernández, representante de la Asociación de Campesinos del Norte y Nordeste antioqueño, el Clan del Golfo nunca mostró reales gestos de paz.
"Lo vemos con preocupación el tema del rompimiento porque posiblemente tomen retaliaciones no solamente con la población sino con los líderes que están ahí en esos territorios por el fuego cruzado que ellos lo van a seguir haciendo más ahora que no están en una mesa de negociación", agregó el líder social.
Si bien el comercio y el transporte se reanudan paulatinamente en el Bajo Cauca antioqueño, los pobladores piden mayor presencia de la fuerza pública en las áreas rurales, pues el grupo armado podría generar nuevas amenazas, desplazamientos forzados y hasta homicidios de líderes campesinos en esas zonas de Antioquia.
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