Este es el Editorial de Ana Cristina:
El 28 de diciembre, mejor conocido como el “Día de los inocentes”, conmemora un episodio bíblico: en el Nuevo Testamento, se narra que, cuando nació Jesús, el rey Herodes mandó a matar en Belén a todos los niños menores de dos años. De esa manera, Herodes trataba de asegurar la desaparición del tan anunciado Mesías, futuro Rey de Israel.
Esta festividad de la Iglesia Católica que conmemora una atrocidad se ha convertido en día de bromas. En los países anglosajones se celebra de manera similar el “Fool’s Day” o “Día de tontos”, cuya fecha es el primero de abril.
En un país como Colombia, que a veces parece un chiste; donde los dirigentes políticos a diario se burlan en nuestra cara y las noticias parecen una broma de mal gusto: la risa es imprescindible para sobrevivir.
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Reírse no es falta de sentido crítico, la risa puede convertirse en la crítica más aguda. El filósofo británico Bertrand Russell escribió que mientras estemos guiados por sentimientos y deseos generosos podremos realizar acciones beneficiosas para nosotros y nuestros semejantes.
Los impulsos y deseos de bondad son para Russell el motor fundamental del progreso humano.
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Cuando emprenden su arremetida los amargados, los adoradores de la guerra, esos que se empeñan en hacer perdurar las noticias, las imágenes y las realidades de muerte en Colombia… es cuando más necesaria es la alegría.
A pesar de tanta adversidad, por encima de este año bisiesto doloroso e inclemente, que la risa no nos abandone. No permitamos que nos arrebaten la alegría.
Reír es resistir. Y reírse de sí mismo puede ser visto como un mecanismo de autoprotección para luchar contra las bobadas propias.
Mejor lo dijo el autor de Las aventuras de Tom Sawyer, el escritor norteamericano Mark Twain: “La raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: la risa”.
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