Ganó Trump, ¿y ahora que?: editorial de Óscar Montes
Editorial del panelista Óscar Montes.
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El triunfo del Republicano Donald Trump, oficializado esta madrugada, produjo en el mundo el efecto esperado. Todos los mercados reaccionaron negativamente, las bolsas se desplomaron, el petróleo cayó y el dólar cedió terreno ante las otra monedas. Su elección fue también el reflejo de un voto castigo al Partido Demócrata que no encontró en Hillary Clinton la candidata que interpretara las aspiraciones de la mayoría de los estadounidenses. De igual manera es una sanción electoral al presidente Barack Obama, cuyo liderazgo internacional no alcanzó para seducir a los votantes.
Paradójicamente el único parte de tranquilidad lo dio el propio candidato al anunciar su victoria. Rodeado de su familia y del staff de su campaña, Trump le anunció a su país que hará un gobierno incluyente y que a partir de hoy promoverá la reconciliación entre Republicanos y Demócratas. Esta tarea no será nada fácil puesto que la suya fue una campaña agresiva en la que primó la guerra sucia y las ofensas a sus rivales, especialmente a Clinton a quien siempre se refirió en duros términos. Sanar las heridas de la batalla electoral será una de sus primeras misiones.
Al imponerse en los estados más estratégicos, como Ohio y la Florida, Trump dio muestras de haber interpretado el sentimiento de la "nación profunda", es decir de ese estadounidense defensor de los intereses individuales, la tradición familiar y el rechazo a las minorías - afrodescendientes, latinos y homosexuales -. También caló el tono populista de sus ofertas, como la de no subir los impuestos y generar 25 millones de puestos de trabajo sin nunca exponer las estrategias para lograrlos.
Para Colombia el triunfo de Trump tiene enormes implicaciones. Aunque el presidente Santos madrugó a felicitar al mandatario 45 de Estados Unidos, anunciando que Colombia "seguirá profundizando las relaciones bilaterales con ese país", lo cierto es que una cosa es tener en la Casa Blanca a un aliado incondicional como Obama y otra muy distinta tener a Trump.
El proceso de paz, respaldado plenamente por Obama, sufrirá seguramente un replanteamiento en lo que tiene que ver con Estados Unidos. Quienes mejor deben interpretar lo que acaba de ocurrir deben ser los jefes de las FARC, que tendrán que agilizar la negociación del nuevo acuerdo de paz, puesto que de la mano de Trump habrán más condicionamientos que gestos amigables. Trump es más amigo de la mano dura que del corazón grande.
Como en la célebre película "Los hombres del Presidente", cuyo protagonista luego de una intensa campaña electoral logra ganar la presidencia de Estados Unidos, la pregunta que debe rondar por la cabeza de quién es a partir de hoy el hombre más poderoso de la tierra es: ¿Y ahora que soy presidente qué? El mundo espera que la respuesta a esta pregunta por parte del nuevo Presidente sea producto de un comportamiento serio, responsable y coherente, algo que no ocurrió con el Trump candidato. Ahí radica la incertidumbre que a esta hora arropa a todos los países del mundo.