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"La parábola de Óscar Figueroa, bañado en oro": editorial de Ley del Montes

Editorial de Óscar Montes en Vive Barranquilla.

145327_Óscar Montes. Foto: bluradio.com
Óscar Montes. Foto: bluradio.com

Que no vengan ahora los políticos de ocasión a subirse al bus de la victoria de Óscar Figueroa, medalla de oro en levantamiento de pesas en Río 2016. Que dejen de ser oportunistas por una vez en la vida. Que tengan un poco de decoro y algo de decencia. Que no vengan ahora a hablar de nosotros, como si nosotros hubiésemos contribuido en algo en esta medalla de oro que hoy luce en el pecho nuestro campeón olímpico. Ese triunfo no le pertenece a nadie distinto a él.
Que quede claro: Óscar Figueroa es medallista olímpico a pesar de un país que lo sacó corriendo de Saragoza, Antioquia, donde por poco lo matan los paramilitares o los guerrilleros, que para el caso es igual. Un país que le negó todas las oportunidades para que pudiera salir adelante junto a su familia. Un país que arruinó su infancia y lo puso a trasegar por veredas y ciudades en busca de un poco de tranquilidad, como les toca hoy a seis millones de desplazados que deambulan por este país en busca de un plato de comida.
Óscar Figueroa pudo ser uno de ellos. Pero encontró en el deporte su salvación, como muchos otros, que prefieren ponerse un par de guantes para desquitarse la rabia que les produce tocar puertas que no se abren, o como aquellos que se suben a una bicicleta por horas y horas para tratar de escapar del hambre que los acosa.
Nuestros deportistas ganan medallas a pesar de una clase política descarada y cínica que los busca para tomarse fotos cuando son campeones, pero los ignoran cuando empiezan a escalar hacia la gloria. Y les prometen pero no les cumplen. El propio Óscar Figueroa todavía está esperando los premios que Juan Manuel Santos le ofreció hace cuatro años cuando ganó la medalla de plata en Londres. Seguirá esperando.
Nuestros deportistas todos –los que ganan medallas y los que las pierden- tienen que imponerse a todo, empezando por el hambre y pasando por esos políticos sinvergüenzas, indolentes, aprovechados y abusivos que quieren ganar votos a costillas suyas y con el sudor de sus frentes.
Allá están en Río esos políticos descarados gastándose nuestra plata y derrochando nuestros impuestos. Son miembros de nuestra delegación olímpica, ellos que no han hecho otra cosa que pelechar de nuestros deportistas para tratar de figurar en una foto donde jamás han debido aparecer. Óscar Figueroa es muy decente al nombrarlos, cuando debería ignorarlos por completo, puesto que hoy es campeón olímpico a pesar de ellos.
 

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