Retos y obligaciones del nuevo Procurador: editorial Ley del Montes
Editorial de Óscar Montes en Vive Barranquilla.
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La Procuraduría General de la Nación cambió de bando de una forma drástica. Del conservador Alejandro Ordóñez pasa al liberal Fernando Carrillo. El primero ha sido siempre defensor de los postulados conservadores, mientras que el segundo es un disciplinado militante del Partido Liberal.
Desde su juventud, el nuevo jefe del Ministerio Público ha sido protagonista de primer nivel de la historia reciente del país. Fue uno de los líderes de la llamada "Séptima papeleta", que tuvo como desenlace la Constitución de 1991. En ese momento se distinguió por su compromiso con la renovación de la Carta Magna, como sucedió con muchos estudiantes, entre ellos la actual senadora Claudia López.
El presidente César Gaviria lo designó Ministro de Justicia, cargo en el que remplazó al ex presidente de la Corte Suprema, Jaime Giraldo Ángel. Ya en el Ministerio de Justicia, Carrillo debió sortear el escándalo que se desató luego de la fuga de Pablo Escobar, jefe del Cartel de Medellín, de la llamada "cárcel de La Catedral".
Con la llegada de Juan Manuel Santos a la Presidencia, Fernando Carrillo volvió a ocupar los titulares de los medios de comunicación, al ser designado Ministro del Interior y luego Embajador en Madrid. En ambos cargos debió defender y promover las bondades de la negociación del Gobierno con las FARC.
Ahora como Procurador General, Carrillo tendrá un papel totalmente distinto al de su antecesor, Alejandro Ordóñez, duro crítico de los diálogos de La Habana y fuerte opositor del presidente Santos. El nuevo Procurador es amigo y aliado del Gobierno en esa causa, así como en otras en las que Ordóñez asumió banderas contrarias a las del Presidente de la República.
En sus nuevas funciones Fernando Carrillo debe entender que el jefe del Ministerio Público no tiene que ser amigo del Gobierno, pero tampoco su enemigo. La sociedad lo que espera es que ejerza su cargo con independencia, autonomía y transparencia.
El abrumador respaldo que recibió en el Senado -obtuvo 92 votos de 97 posibles- no lo amarra al Congreso de la República. Todo lo contrario: lo libera. Atrás quedó la campaña y ahora Carrillo deberá defender los intereses de todos los colombianos y no sólo de quienes lo postularon, respaldaron y eligieron.
La Procuraduría General debe emplearse a fondo para combatir la corrupción galopante del país. También será protagonista de primer nivel en lo que tiene que ver con el futuro de los acuerdos de paz con las FARC -al igual que el Fiscal General- y su voz tendrá que escucharse a la hora de defender a la sociedad, especialmente a las víctimas del conflicto.