El pasado 15 de agosto, sobre las 10:30 de la noche, mientras un grupo de amigos departían un asado, en el patio de una casa finca ubicada en la vereda Santa Catalina, a 3 kilómetros del casco urbano de Samaniego , en el sur- occidente de Nariño, un grupo de delincuentes ingresaron hasta el lugar y accionaron sus armas de fuego en contra de estas personas.
Ese día quedaron atrás los sueños de Óscar Andrés Obando Betancourt, Laura Michel Melo Riascos, Jhon Sebastián Quintero Cortéz, Daniel Steven Vargas, Byron Patiño, Rubén Dario Ibarra, Elian Benavides y Brayan Alexis Cuarán y las ilusiones de sus padres.
Los padres de familia de estos jóvenes querían para sus hijos una formación diferente así fuera a costa de sacrificios, como verlos en la distancia o tener que pedir dinero para cubrir los gastos que generan los estudios universitarios.
Convertirse en un entrenador de deportes, ser contador púbico, una futura médica, un radiólogo, terminar el bachillerato fueron los sueños cegados por las balas de los criminales que acabaron con la vida de estas ocho personas.
En Samaniego y como homenaje a los jóvenes, el Movimiento 15 Agosto, que surgió en honor a las víctimas, plasmó en un mural de 12 metros de largo por 5 de ancho, a los 8 muchachos asesinados.
Hasta el momento las autoridades no dan cuenta de las investigaciones, pero las familias esperan que la masacre no quede en la impunidad.
Publicidad