Esta es la edad en la que debería dejar de consumir bebidas alcohólicas, según neurólogo
El neurólogo plantea que existe un momento específico de la vida en el que lo más recomendable es dejar esta sustancia de manera definitiva.
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El consumo de cerveza y otras bebidas alcohólicas forma parte de la rutina diaria de millones de personas en todo el mundo. Para muchos, representa una manera de relajarse o socializar. Sin embargo, con el paso de los años, los efectos tóxicos del alcohol sobre el organismo se intensifican y pueden convertirse en un riesgo significativo para la salud, especialmente para el cerebro.
El neurólogo estadounidense Richard Restak aborda este tema en su más reciente libro, en el que analiza el impacto del alcohol en las neuronas, células fundamentales para funciones como la memoria, el pensamiento y la capacidad de razonamiento. Según el especialista, incluso el consumo moderado puede generar daño neuronal, un impacto que se vuelve más preocupante a medida que avanza la edad. Por esta razón, plantea que existe un momento específico de la vida en el que lo más recomendable es dejar esta sustancia de manera definitiva.
Según Restak, a los 65 años marcan el límite. A partir de esta edad, el organismo comienza a perder neuronas con mayor facilidad. Aunque la pérdida total no es alta, entre un 2 % y 4 % a lo largo de la vida, cada célula neuronal resulta valiosa. Preservarlas puede ser determinante para mantener la memoria activa, la claridad mental y un buen desempeño cognitivo durante la vejez.
Si tiene 65 años o más, recomiendo que se abstenga permanentemente del alcohol
Distintas investigaciones han vinculado el consumo prolongado de alcohol con un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer y otros tipos de demencia, debido al estrés oxidativo y la inflamación cerebral que produce esta sustancia. A esto se suman riesgos adicionales en adultos mayores, como las caídas, que pueden provocar fracturas, lesiones cerebrales e incluso la muerte.
Dejar el alcohol a los 65 años no implica renunciar a la vida social, sino priorizar la salud cerebral en una etapa en la que cada decisión influye en la calidad de vida.