Minjusticia no descarta "fuego amigo" en seguimientos a Armando Benedetti y Angie Rodríguez
“Alguien, desde adentro, podría estar conspirando contra funcionarios del Gobierno”, dijo el ministro.
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El ministro de Justicia encargado, Andrés Idárraga, confirmó que el Gobierno no descarta la hipótesis de un posible “fuego amigo” en los casos de seguimientos y presuntos actos de espionaje denunciados por la exdirectora del DAPRE, Angie Rodríguez, y el ministro del Interior, Armando Benedetti. Durante una entrevista en Mañanas Blu, Idárraga señaló que, aunque las investigaciones están en curso, la sofisticación de los hechos obliga a contemplar todos los escenarios, incluido el de participación de actores internos del Estado.
“No se puede descartar ninguna hipótesis. Puede ser delincuencia común, pueden ser mafias o pueden ser personas al interior del Estado”, expresó el ministro en diálogo con Néstor Morales, tras afirmar que la Fiscalía deberá esclarecer los responsables de los seguimientos y de la supuesta instalación del software espía Pegasus en el teléfono de Benedetti.
Idárraga recordó que “en un gobierno democrático la inteligencia no puede estar prestándose para la política”, y añadió que la administración Petro ha insistido en la necesidad de depurar los sistemas de inteligencia para garantizar su legitimidad y su orientación hacia la protección del Estado y el interés público.
Las denuncias surgieron tras dos episodios ocurridos en menos de una semana. En primer lugar, Rodríguez denunció un ingreso irregular a la casa de sus padres por parte de cinco personas que actuaron con precisión, rostros cubiertos y guantes. No hubo hurto de objetos de valor; únicamente desaparecieron documentos personales de la exdirectora. Para Idárraga, este detalle resulta determinante: “Es muy sofisticado para creer que fue un robo común”, afirmó.
En segundo lugar, Benedetti aseguró haber sido blanco de espionaje mediante Pegasus, un potente software utilizado históricamente en investigaciones sensibles. Aunque en gobiernos anteriores se aseguró que el programa había sido desactivado o retirado del país, Idárraga fue claro: “Es la hora que no sabemos quién tiene Pegasus, si está vivo, si no está vivo”.
El ministro también señaló que la próxima semana se dará a conocer un tercer caso que podría estar relacionado con estos hechos y que “se suma a estas dos situaciones”, lo que aumenta la preocupación del Gobierno frente a un posible patrón de ataques dirigidos contra altos funcionarios.
Uno de los puntos más sensibles, según Idárraga, es la posibilidad de que organismos de inteligencia estén actuando con fines políticos. Ante la pregunta de a cuál entidad se refería—Policía, DNI o inteligencia militar—el ministro fue enfático: “A todas. No podemos descartar ninguna”.
El ministro también recordó que estas prácticas han sido rechazadas históricamente y que el propio presidente Petro ha insistido en que la inteligencia debe orientarse exclusivamente a la protección del Estado y la investigación de delitos que afecten la soberanía nacional o los recursos públicos.
Durante la misma entrevista, Idárraga abordó otro asunto clave para el Gobierno: el proyecto de ley que busca penalizar la producción y el transporte de fentanilo, un opioide que ha generado una crisis de salud pública en Estados Unidos.
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Aunque Colombia no enfrenta aún un problema de consumo o producción, el ministro explicó que el país debe actuar antes de que organizaciones criminales trasladen laboratorios desde México o Estados Unidos: “No podemos esperar a que suceda la situación para tomar acciones”.
El proyecto se complementa con controles administrativos implementados en el Consejo Nacional de Estupefacientes sobre cuatro precursores químicos: ácido clorhídrico, cloruro de hidrógeno, éter etílico y tolueno. “Tenemos que evitar que esto termine en un mercado ilegal”, indicó.
Idárraga aclaró que no se criminaliza el uso médico del fentanilo, pues sigue siendo un analgésico esencial en tratamientos de dolor severo, cirugías y cáncer. Lo que se busca es cerrar la puerta a su desvío hacia el narcotráfico.