
A los 6 años, sobresalía y superaba ampliamente a sus compañeros del club Leones. Los comentarios en esa época apuntaban a que sería una estrella del fútbol mundial.
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Sin embargo, no logró su objetivo de ingresar a la primera división del fútbol de su país y siguió la vida fácil, dicen medios portugueses.
El jugador hizo parte de una generación dorada de jugadores que marcaron una época en Europa: Cristiano Ronaldo, Nani, Simao y Quaresma.
“¿Creen que soy bueno? Ustedes no vieron a Fabio Paim”, dijo alguna vez Cristiano Ronaldo, tras su llegada al Manchester United.
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Con su primer contrato compró 10 carros de lujo, entre ellos algunos Ferrari y Lamborghini, hizo fiestas descomunales y se dejó llevar por las malas influencias en el barrio peligroso de Lisboa en el que creció.
Pese a su mal comportamiento logró estar en las selecciones juveniles de Portugal e incluso sus empresarios lo llevaron al Chelsea, en donde la barrera del idioma y la desmotivación lo hicieron regresar a Portugal a jugar en el Estoril.
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Allí lo empujaron al negocio de la cocaína y en agosto de 2019, la Policía lo detuvo por narcotráfico. Hoy espera un juicio para conocer su condena.