¿Por qué el fútbol femenino mueve más que el masculino? Marcas ya escogieron a su favorito
Según datos recientes, las marcas deportivas y de moda ya escogieron a su favorito: el fútbol femenino ha demostrado ser un negocio que triplica el retorno de inversión que ofrece el masculino.
A simple vista, el fútbol masculino sigue siendo el más mediático y el más seguido, pero las cifras muestran otra realidad cuando se analiza el terreno que realmente interesa a las marcas: el consumo.
Cada vez más empresas de distintos sectores están enfocando su inversión en el fútbol femenino porque allí encuentran algo que el masculino no ofrece con la misma fuerza: un público que compra más, interactúa más y demuestra una fidelidad superior.
De acuerdo con estudios de Deloitte, las seguidoras del fútbol femenino llegan a consumir hasta tres veces más que los aficionados masculinos del fútbol profesional. No se trata únicamente de camisetas o merchandising, sino de decisiones de compra del hogar, donde las mujeres suelen tener la última palabra.
Según investigaciones recientes, ellas son responsables del 75% de las compras totales del hogar, lo que convierte su lealtad deportiva en un imán para cualquier marca que busque un retorno de inversión real.
“El 95% de las fans de disciplinas deportivas son las principales decisoras de compra en el hogar, y el 84% también toma decisiones en compras vinculadas al deporte”, indican datos de The Women’s Cup.
Deportivo Cali femenino
Foto: @CaliFemenino
Fútbol femenino: marcas ya escogieron a su favorito
La industria entendió rápido el potencial. El deporte femenino de élite podría alcanzar ingresos cercanos a los 2.350 millones de dólares en 2025, y el fútbol es el motor principal de ese crecimiento. Por eso, plataformas, retailers, conglomerados de moda y gigantes tecnológicos están ampliando su inversión en este mercado, conscientes de que el retorno es rentable y sostenido.
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Un patrocinio bien ejecutado en el fútbol femenino puede generar un retorno de la inversión hasta tres veces superior al del fútbol masculino. En Estados Unidos, por ejemplo, la liga femenina NWSL logra duplicar las audiencias de la MLS, pero la disparidad en comercialización continúa: mientras Apple paga 250 millones de dólares al año por los derechos de la MLS, el paquete de la NWSL apenas llega a 60 millones. Es decir, el fútbol femenino ofrece el doble de audiencia, pero recibe cinco veces menos en derechos televisivos.
Más allá de las cifras, la diferencia que más pesa para las marcas es el retorno. En el fútbol masculino domina la expectativa de inversión; en el femenino, las expectativas de retorno se cumplen e incluso se superan. No solo por el crecimiento sostenido de audiencias, sino porque su público —en su mayoría mujeres— tiene un hábito de consumo más activo, emocional y constante.
Además, la conexión del fútbol femenino con sectores como moda, belleza y lifestyle abre espacios de activación que dialogan directamente con quienes toman decisiones de compra. Por eso, marcas globales están eligiendo al femenino como su terreno estratégico, entendiendo que allí no solo hay deporte, sino cultura, influencia y una narrativa de empoderamiento que genera afinidad inmediata.
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Su impacto ya supera los estadios. El fútbol femenino se está consolidando como una plataforma global de entretenimiento, negocio y cultura, con marcas como Zara y Sephora explorando activaciones en este terreno. Así, queda claro que el fútbol femenino se perfila como una de las industrias más prometedoras para los próximos años.