Contratos formales de empleadas domésticas en Colombia: cifras son alentadoras
Aunque la legislación laboral actual ha logrado equiparar derechos de trabajadoras domésticas con respecto a otros sectores, aún hay camino que recorrer, según Fundación Hablemos de Trabajo Doméstico.
La directora de la Fundación Hablemos de Trabajo Doméstico, Andrea Londoño, compartió buenas noticias sobre un tema relevante y que viene mejorando en Colombia. Se trata del trabajo doméstico, que es reconocido como parte del sector productivo y que lentamente se está regulando.
Los datos más recientes provienen del tablero estadístico llamado Valor Doméstico, estrenado hace un año, que ofrece información sobre el sector de trabajo doméstico remunerado.
En diálogo con Mañanas Blu con Camila Zuluaga, la directora destacó que “por primera vez entre el 23 y 24, varias ciudades del país encabezadas por Medellín” mejoraron en la formalización en la contratación de las trabajadoras domésticas “con todas las de la ley”.
Es importante recalcar que Londoño habla en femenino porque, según dijo, "el 96 % de este trabajo lo realizan mujeres”.
Aunque la legislación laboral actual ya ha logrado “equiparar los derechos de las trabajadoras domésticas con respecto al resto de sectores laborales”, Londoño hizo un llamado a evaluar lo que pasa en Medellín, donde la formalización creció notablemente.
Nueva norma de contratación para empleadas
Foto: ImageFX
A pesar del esfuerzo legislativo y los avances en Medellín, donde los contratos escritos mejoraron del 51 % al 54 %, el sector enfrenta desafíos profundos enraizados en lo cultural. Uno de los problemas más visibles es la ausencia de contratos escritos, ya que el “84.9 % de los contratos son verbales y apenas el 15 % son escritos”.
El problema se agrava en ciertas regiones. Londoño presentó cifras que demuestran que la informalidad es “puramente cultural” en la costa atlántica, con porcentajes alarmantes: en Riohacha el 99 % es informal, en Sincelejo 98 % es informal, en Montería 96 % es informal, y en Barranquilla el 94 %.
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Ante este panorama, la formalización se vuelve una necesidad urgente, pues es “la puerta de entrada al bienestar de una trabajadora doméstica”. Londoño aclaró que formalizar no se trata solo del dinero recibido, sino de lo que acompaña ese esquema laboral.
“La seguridad social, las cesantías, las vacaciones pagas”. Por ello, los empleadores tienen “un reto muy grande y tienen una obligación muy grande porque primero tienen más información, segundo más rutas de acceso a esa información. Y tercero, en muchos casos, mayor capacidad económica”.
En particular, en ciudades con mayor capacidad adquisitiva, como Barranquilla y Cartagena, es “mucho más exigible que hicieran un cambio en la formalización laboral”.