
A lo largo de los años, Disney y Pixar se han encargado de dejar alta la vara en cuanto a lo que cine animado significa. No solo por las historias de sus películas, sino por la animación que mejoran cada año y ahora vuelven a poner en ‘Elio’ para darle mayor profundidad a ese objetivo de dejar un mensaje en nuevas generaciones.
Dirigida por Madeline Sharafian, Domee Shi y Adrian Molina, muestran a un niño dolido por la pérdida de sus padres que encuentra refugio en el espacio, que se vuelve su esperanza de sentir que no se encuentra solo en el mundo y en algún punto del cosmos habrá alguien que lo quiera.
“Creo que algo que compartimos Adrian, Domee y yo es esa sensación de ser un niño raro. Recuerdo que, incluso durante el desarrollo, Adrian hablaba de esa sensación cuando empezó a estudiar animación, y de repente sintió que había descubierto a los demás bichos raros, y que podía ser él mismo. Domee y yo hemos tenido experiencias similares, y creo que mucha gente en Pixar también. Así que siempre hubo algo que creo que nos conectó a los tres, y todavía conecta, creo, a casi todos los que trabajan aquí en Pixar, ese tipo de curiosidad y el deseo de pertenecer”, contaron desde el estudio.

Ahora bien, hablar del mensaje va más allá de la aceptación personal, sino lo difícil que puede ser superar un duelo y una pérdida de la cual nadie se encuentra listo. Pero la personalidad del protagonista conecta con el público de manera inmediata y conmueve con la inocencia de alguien que solo quiere que le digan que todo estará bien.
Su sueño se cumple y llega al espacio, en donde todos los miedos que tenía se esfuman y se enfrenta hasta problema que no cualquier persona tomaría, pero demostrando que a veces las limitaciones solo están en la mente y son los espacios lo que hacen mejor o no a una persona.
La inocencia de Glordon, un gusano espacial, ayuda a que el protagonista salga de su zona de confort y le recuerde que lo más importante son las personas que quieres, pese a las dificultades y diferencias.
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Una apuesta fresca de Disney y Pixar, que invita a reflexionar en torno a las relaciones y al amor propio, que, seguramente, también le saquen sonrisas a los niños.