Condenan a la Nación por asesinato de niña en Antioquia, víctima de falsos positivos

En marzo de 2002, la joven Érika Castañeda fue presentada como guerrillera muerta en un operativo militar en San Rafael, Antioquia. Minutos antes de lo ocurrido, la joven fue recogida por un hombre que conducía una camioneta de platón. El conductor era Parmenio Usme, miembro de las autodefensas.

“El comandante del segundo pelotón, que actuó como principal en la misión, tenía un propósito distinto, consistente en dar de baja a Parmenio y otros miembros de las autodefensas, con fundamento en la información que Ever Ospina obtuvo de alias ‘El Diablo, Tomate y/o Diablo Rojo’”, dice el fallo del Consejo de Estado.

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En el hecho murió Érika. Un día después, ante la prensa, salieron a declarar el entonces comandante de la IV Brigada, el general Mario Montoya, y el entonces comandante de Policía de Medellín, Leonardo Gallego.

“La fiscal 77 inspeccionó los cadáveres de Érika Viviana Castañeda López, Nelson Alfredo López Fernández, Deisy Johana Carmona Usme, Yobany Uribe Noreña y Jhon Jairo Hincapié Ciro en el Hospital Presbítero Alonso María Giraldo de San Rafael el 9 de marzo de 2002”, dice el fallo del tribunal.

Respecto a Érika Viviana, solo se extrae del acta de inspección que la fiscal señaló que su muerte se produjo a las 6:15 de la tarde de ese día en la vereda Balsas y que se trató de un homicidio con arma de fuego perpetrado por miembros del Ejército Nacional en un enfrentamiento armado.

La fiscal 77 ordenó la práctica de la prueba de absorción atómica a los fallecidos el 10 de marzo de 2002, “como quiera (sic) que a las personas muertas en el enfrentamiento les fueron encontradas armas de fuego, con las que al parecer atacaron al personal del Ejército”.

BLU Radio conversó con el abogado de víctimas de falsos positivos, Fernando Rodríguez, cuya tesis es que hechos como este son absolutamente repudiables e insiste en la necesidad de que se conozca la verdad siempre de lo ocurrido en el marco del conflicto.