El feminicidio de Erika Aponte, un hecho que tiene aún heridas abiertas: ¿quién falló?
Erika Aponte fue despedida entre homenajes, caravanas de moteros y velatones. El hijo de la pareja quedó bajo custodia de los abuelos paternos.
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En pleno Día de la Madre, Colombia fue testigo de uno de los feminicidios más brutales y dolorosos de los últimos años. Erika Ponte, una joven de 26 años, madre de un menor de 8 años para entonces, trabajadora y amante de las motos, fue asesinada por su expareja, Christian Camilo Rincón, en su lugar de trabajo dentro del centro comercial Unicentro en el norte de Bogotá. Tras cometer el crimen, el hombre se suicidó.
El suceso quedó registrado en videos de personas que se encontraban en el lugar, muchas de ellas aterradas por la brutalidad del ataque, se escondían bajo las sillas de una cafetería.
En una entrevista con Blu Radio, Juliana Panesso Silva, presidenta y fundadora de la Red Apoyo Cicatrices Resilientes, organización que nació en memoria de Erika Aponte y que ayuda a mujeres, reveló detalles de cómo era la relación de la mujer con su feminicida, Christian Camilo Rincón.
Según contó, Erika llevaba más de diez años en una relación marcada por la violencia. Conoció a Christian cuando ambos eran adolescentes y a los 17 años quedó embarazada. Con el nacimiento del hijo comenzaron los episodios de maltrato, que escalaron de manera progresiva.
Aunque Erika intentó separarse en varias ocasiones, las amenazas, la dependencia económica y el miedo a que su hijo sufriera violencia vicaria la hicieron volver.
"Fueron varios intentos donde ella intentó terminar la relación, pero lamentablemente no es fácil salir de ahí. Ya finalmente cuando toma la decisión radical de irse por el proceso legal de denuncia, es cuando exacerba la ira de su expareja", contó.
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Además, mencionó que cuatro días antes del asesinato, Erika se armó de valor e inició un proceso legal para obtener una medida de protección que llegó demasiado tarde: "Cuando la medida llegó, Erika ya no estaba".
Spencer López, psicólogo de la red, explicó que muchas mujeres que deciden romper con su agresor están en el momento de mayor peligro: “Cuando la víctima toma la decisión de irse, es cuando más se expone”.
Erika fue despedida entre homenajes, caravanas de moteros y velatones. El hijo de la pareja quedó bajo custodia de los abuelos paternos.
Frente a esto, el especialista advirtió que podría generarse una distorsión en la narrativa sobre los hechos, aumentando el riesgo de revictimización: "No sabemos en qué lugar de esa narrativa va a quedar, en este caso Erika", comentó.
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Según el Observatorio de Feminicidios de Colombia, entre enero y junio de 2025 se han registrado 342 casos, un incremento del 6,5 % respecto al año anterior.
“La lucha no puede quedarse en cifras. Necesitamos políticas públicas firmes, protección real para las mujeres, acompañamiento psicológico y jurídico efectivo, y sobre todo, una transformación cultural que nos permita detectar, prevenir y erradicar las violencias de género”, concluyeron.