Habla el 'monstruo de la soga', asesino serial que acechaba a motociclistas en Colombia
Aunque la justicia lo responsabilizó de 36 homicidios, él mismo reconoció que el número podría ser mayor, con cifras que algunos testigos han elevado hasta 60.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Durante más de seis años, el departamento del Cesar fue escenario de una serie de crímenes que dejaron perplejas a las autoridades. Jóvenes mototaxistas desaparecían sin dejar rastro y, cuando sus cuerpos aparecían, había un patrón inconfundible: sogas, nudos complejos y la asfixia como causa de muerte.
Detrás de estas muertes estaba Luis Gregorio Ramírez, conocido como el 'monstruo de la soga', condenado por asesinar a por lo menos 36 personas entre 2006 y 2012. Desde la cárcel, donde lleva 12 años recluido, decidió hablar en una entrevista con el pódcast Más allá del silencio, revelando detalles de su modus operandi y justificando sus actos bajo la idea de haber actuado como “justiciero”.
Ramírez relató que su primera víctima fue un joven de 19 años en Valledupar. Según dijo, había intentado reclutarlo para trabajar con él, pero al negarse y descubrir sus intenciones, decidió asesinarlo. Lo llevó a una finca en la vía a Bosconia, donde aplicó por primera vez el método que más tarde repetiría con sus demás víctimas: atarlos con sogas, utilizando tres nudos que sujetaban manos, pies y cuello, provocando la muerte por asfixia.
Con el tiempo, perfeccionó este patrón. “Siempre debía haber un árbol cerca, porque era la manera de fijar los amarres”, explicó durante la conversación.
En la entrevista, Ramírez aseguró que muchas de sus víctimas eran delincuentes comunes, especialmente jóvenes señalados de hurtar a mujeres en las calles de Valledupar. “Nadie me pagó, yo mismo tomé la decisión”, dijo, al tiempo que reconoció que entre sus muertos también hubo inocentes.
Para él, sus actos eran una especie de “limpieza social”. Sin embargo, también admitió que en varios casos eligió a las víctimas de forma arbitraria, simplemente por cómo se movilizaban en moto o por la impresión que le generaban.
El último asesinato que confesó ocurrió en mayo de 2012, en Barrancabermeja, cuando mató a Amador de la Rosa. Poco después fue capturado y condenado.
Aunque la justicia lo responsabilizó de 36 homicidios, él mismo reconoció en la entrevista que el número podría ser mayor, con cifras que algunos testigos han elevado hasta 60.
Publicidad
Al ser consultado sobre lo que sentía al matar, Ramírez aseguró que no experimentaba placer, pero admitió que llegó a convertir los asesinatos en una rutina. “Ya para mí era normal, no me importaba”, expresó.
También reveló que nunca recibió tratamiento psicológico en prisión y que ha enfrentado su condena con el apoyo de su familia. “Tengo tres hijos y mi esposa, que me han dado fuerza para seguir”, señaló.
Ramírez fue detenido el 12 de diciembre de 2012 y lleva 12 años privado de la libertad. De acuerdo con sus cálculos, en ocho años podría recuperar la libertad si cumple las tres quintas partes de la pena. “Así es la ley”, dijo, consciente de que muchas de las familias de sus víctimas rechazan la posibilidad de verlo en libertad.
Publicidad