La historia de la madre que sintió el latido de una tragedia: “Lo presentí”
El comportamiento del menor implicado durante las audiencias ha sido descrito por la familia como frío e indolente
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La historia de Juan José Correa Guerrero, un joven de 17 años asesinado el pasado 12 de abril en Soacha por una deuda de $6.000 pesos, conmociona no solo por la brutalidad del crimen, sino por el desgarrador relato de su madre, Andrea Guerrero, quien asegura haber presentido la tragedia horas antes de que ocurriera.
Los hechos, según el testimonio de la madre en 'Relatos al Límite' de BLu Radio, ocurrieron frente al Centro Comercial Unisur. Juan José, quien trabajaba vendiendo mazamorra, reclamó a tres jóvenes el pago de dos vasos que habían consumido mediante una transacción fallida con Nequi. Tras una discusión, uno de los sujetos, mayor de edad, lo golpeó.
En ese momento crucial, según el relato, “el menor de edad entrega el puñal a uno de los mayores de edad y en un momento instantáneo le pegan una puñalada en el pecho”. La herida, de aproximadamente 10 centímetros, le causó la muerte instantánea.
Tres personas fueron capturadas en flagrancia: dos adultos de 18 y 20 años, y un menor de edad que en ese momento tenía 16. Sin embargo, el proceso judicial se ha desarrollado con lentitud, lo que genera en la familia el temor de que los implicados puedan quedar en libertad por vencimiento de términos. “¿Podrían quedar libres estos delincuentes?”, se pregunta la familia, señalando que la audiencia de imputación de cargos está programada para el 28 de septiembre, muy cerca de cumplirse los seis meses del hecho.
El comportamiento del menor implicado durante las audiencias ha sido descrito por la familia como frío e indolente. “El menor de edad se ríe muchas veces en esas audiencias”, denunció la madre, quien también cuestiona la crianza del joven, señalando que a sus 17 años solo tiene el título de quinto de primaria tras repetir varios años.
Andrea Guerrero relató que tuvo presentimientos el mismo día del asesinato. “Yo lo presentí porque no escuché mi latido como madre”, afirmó, recordando una extraña sensación de frío y un malestar que experimentó horas antes de recibir la noticia. Su última conversación con su hijo fue a las 4:22 p.m. de ese fatídico día. “Hola madrecita, no te puedo contestar mucho porque estoy con mi jefe, no me deja hablar, pero la quiero mucho”, fueron las últimas palabras de Juan José.
El caso revive el debate sobre la eficacia de la justicia y el tratamiento penal para menores infractores. La madre hizo un llamado al Congreso para que “sea la misma ley para todos” y no se sea flexible con los menores que cometen delitos graves, argumentando que el daño causado es el mismo que el de un adulto.
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Mientras la familia espera justicia, recuerdan a Juan José como un joven sonriente, estudioso de undécimo grado, que soñaba con convertirse en abogado y comprarse una moto. Su muerte, por el valor de dos vasos de mazamorra, se ha convertido en un símbolo de la intolerancia y la violencia que afecta a los jóvenes en Colombia.