No hay comida, no hay cómo transportarse y lo más complejo: no hay agua. Son cinco comunidades afro y cuatro indígenas las que tras un mes de dificultades por la temporada seca decidieron salir de sus resguardos y zonas rurales para buscar cómo sobrevivir a la oleada de calor.
“Se desvió el agua, son 1.200 personas afectadas, hay niños, enfermos y discapacitados. Hemos hecho los requerimientos y no hay aún respuestas del consejo municipal de gestión del riesgo ni de ninguna autoridad”, explicó el personero de Murindó, Fredy Urón.
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Por su parte, el alcalde de ese municipio, Jorge Eliécer Maturana, dijo que contemplan la posibilidad de hacer pozos subterráneos para buscar agua. En medio de las dificultades alimentarias y sanitarias, una menor de edad murió en una de las nueve comunidades afectadas.
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