El Comité Intergubernamental de Negociación de la ONU (INC) arrancó este lunes la quinta ronda de negociaciones para tratar de alcanzar un acuerdo internacional "ambicioso" para limitar la contaminación global de plásticos, con el foco en las discusiones sobre el control de la producción de polímeros sintéticos.
Con la participación de representantes de 175 países y unas 600 organizaciones observadoras, el panel comenzó su trabajo hoy en la ciudad de Busan, al sureste de Corea del Sur y tendrá hasta el domingo 1 de diciembre para tratar de alcanzar un tratado vinculante que regule la contaminación derivada del uso de plásticos y su impacto en la salud humana y el medioambiente.
No obstante, los progresos en las negociaciones se ven dificultados por las divergencias entre un grupo de países partidarios de una mayor regulación del sector y otros cuyos intereses nacionales están marcados por el peso de su industria petroquímica.
La de Busan es la quinta y última sesión del Comité Intergubernamental, que fue conformado en 2022 bajo una resolución de Naciones Unidas con el mandato de desarrollar "un instrumento internacional legalmente vinculante" sobre la contaminación de plásticos , y basado en el compromiso de acabar con ese tipo de polución para 2040.
"Tenemos la oportunidad real de hacer algo al respecto, y esperamos que esto sea un ambicioso punto de partida para regular internacionalmente el problema de los plásticos", dijo la directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen, en una rueda de prensa con motivo del arranque de la sesión.
Andersen señaló tres puntos concretos por resolver durante la cita de Busan: identificar ciertos compuestos químicos presentes en los plásticos que pueden suponer un riesgo para la salud humana, lograr una producción y consumo de plásticos "sostenible", y crear un mecanismo financiero para apoyar los esfuerzos internacionales a largo plazo de control del problema de los residuos plásticos.
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Al ser preguntada sobre las dificultades de alcanzar un acuerdo sobre el segundo punto, el de controlar la producción internacional de ciertos plásticos, Andersen admitió que es un asunto complejo y apostó por centrar los esfuerzos de las negociaciones en el primer punto y tratar de avanzar sobre el consenso ya existente.
"Sabemos que hay compuestos que no queremos en nuestros cosméticos, cerca de los alimentos que vamos a comer, o en los pañales para bebés... Empecemos por aquí y establezcamos un proceso para identificarlos, incluirlos en un listado y así poder controlarlos mejor", dijo.
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"No espero que las negociaciones sean sencillas, pero está claro que hay un deseo entre la ciudadanía para abordar este problema y también voluntad política", afirmó Andersen, quien dijo que la complejidad de las negociaciones "no debe hacer que se baje el listón" y derivar en "un acuerdo insignificante".
Por su parte, el presidente del comité, el ecuatoriano Luis Vayas, se mostró "optimista" sobre las posibilidades de acordar un tratado que suponga "un cambio real" a la hora de proteger la salud humana y el planeta, además de "garantizar un futuro más sostenible".
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El presidente del INC catalogó la contaminación de los plásticos "como una de las crisis globales medioambientales más urgentes de nuestro tiempo", y citó datos como que los plásticos representan el 80 % de toda la contaminación de los océanos, o que entre 8 y 10 millones de toneladas métricas de esos residuos van a parar a los océanos cada año.
La producción de plásticos conlleva además una carga financiera de 2.500 millones de dólares anuales a la economía global por su impacto en los ecosistemas o en la salud humana, dijo Vayas, quien destacó que el tratado que se busca en Busán "no solo servirá para proteger la salud humana o el planeta , sino también para apoyar un desarrollo económico sostenible y promover innovación en la industria plástica".
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En la víspera del inicio de la quinta de negociación (INC-5), una plataforma de ONG envió a las delegaciones participantes una petición firmada por 3 millones de personas de todo el mundo en la que se reclama "un tratado global legalmente vinculante para reducir drásticamente el uso y producción de plásticos y proteger la salud humana y el medio ambiente".
Las principales ONG medioambientales detrás de esta iniciativa, Greenpeace, WWF y Break Free from Plastic, instaron a los gobiernos a "revertir la crisis global de los plásticos" y a "rechazar cualquier intento de diluir el contenido del acuerdo de excluir medidas clave", en un comunicado.
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