Con preocupación, todos los días, Nicanor Carvajal, un agricultor del municipio de Tona, debe calcular cuánto ha bajado el caudal del río del municipio (río Tona, Santander), el mismo que abastece al área metropolitana de Bucaramanga.
“Da tristeza da ganas de llorar de ver un río que era tan caudaloso, un río que cuando se llenaba se salía a la carretera, se desbordaba, y en estos momentos de tristeza y ganas de llorar”, dice.
Hace tres meses por este afluente, según el acueducto, bajaban al menos 1.000 litros de agua por segundo, pero hoy solo hay piedras y un diminuto hilo de agua.
"Es muy triste venir todos los días y ver cada vez que el río se seca más, ha afectado mucho las actividades agropecuarias porque aquí muchas personas del campo porque viven de eso y sufren el agua del río", manifestó Daniela Pulido, habitante del sector.
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La comunidad advierte que la sequía sumado a la deforestación y las tomas ilegales provoca la sequía en el río, que viene desde el páramo de Santurbán.
A pesar de que la captación del agua se redujo, las directivas del acueducto aseguraron que no habrá racionamientos de agua, pues se acudirá a otros afluentes.
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"Nuestra Infraestructura está interconectada y nos permite maniobrar para poder prestar el servicio en determinadas emergencias que tengamos técnicamente", aseguró Zoraida Ortiz, gerente del Acueducto Metropolitano de Bucaramanga.
La sequía también ha afectado a los ríos Surata y Río Frío que abastecen al acueducto. La autoridad ambiental reconocida que enviará expertos a las zonas.
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