Jorge Mario Eastman, embajador ante el Vaticano, habló sobre cómo era su relación con el papa Francisco, pues según aseguró, mantenían una buena comunicación y lograron entenderse muy bien al momento de comentarle ciertas situaciones sobre Colombia y la religión.
“La primera vez que tuve la oportunidad de hablar con él a solas, le conté al papa todos los sacrificios que implicaba el servicio público y me dio muchas lecciones de vida sobre el servicio público”, indicó Eastman.
Además, mencionó que agradece haber tenido la oportunidad de relacionarse con el papa y haber logrado comentarle la situación de Colombia y todo lo que rodea al pueblo colombiano.
“El veía a los colombianos como un pueblo donde nosotros expresamos nuestro cariño, nuestro amor de una manera desbordada. Y él sintió eso en su venida a Colombia, quedó impresionado por el cariño y la cercanía de los colombianos”.
Así se interesaba el papa por Colombia
Según comentó el embajador ante el Vaticano, Jorge Mario Easman el papa se encontraba enterado de la realidad de Colombia y conocía ciertas situaciones que acontecían en el país.
“Cuando hablábamos de la situación política de Colombia, siempre decía: un país que tanto puede amar también es un pueblo que es capaz de matarse fácilmente, y eso es algo que a él le dolía”.
Así se dio el cruce de cartas
Después de meses, casi años de haber salido de la misión diplomática en el Vaticano, Jorge Mario Easman, mantuvo comunicación permanente con el papa, donde se comunicaba por medio de cartas.
En alguna de ellas se puede leer:
Carta dirigida al papa: “Su santidad, ayer me llamaron los medios de comunicación para entrevistarme con ocasión del inicio del Sínodo y lo primero que reparé fue en mi ingratitud al no haberle escrito antes. Quería su santida que supiera que lo he pensado mucho, pero más que eso que lo tenemos en nuestras oraciones, toda la familia y que nos sentimos muy orgullosos del proceso al haber iniciado a caminar juntos bajo su liderazgo”.
Respuesta del papa a Easman: “Querido hermano, gracias por recordarme, a veces dudo si alguno de mis sueños no es más que una pesadilla, lo dejo en manos del señor, y si no es pesadilla, lo veo asumido por el santo pueblo fiel de Dios. Y si es pesadilla, termina en la nada o refugiada en elites cadentes de decundiad. Deseo que esté bien, que el señor lo bendiga y la virgen santa lo cuide. Por favor, no se olvide de rezar por mí, fraternalmente, Francisco”.