La administración de Donald Trump tomó la decisión de repatriar a dos hombres que sobrevivieron al ataque aéreo estadounidense contra una embarcación semisumergible que navegaba en el sur del mar Caribe. La operación, ejecutada por aeronaves de Operaciones Especiales, tenía como objetivo un navío que, según analistas de inteligencia, transportaba droga.
Los sobrevivientes, de acuerdo con The New York Times, fueron trasladados a sus países de origen, Colombia y Ecuador, en lugar de ser procesados penalmente o retenidos en instalaciones militares estadounidenses. Aún no se sabe si los gobiernos de ambos países iniciarán algún tipo de proceso judicial o si simplemente dejarán a los hombres en libertad.
El propio presidente Donald Trump ha defendido, pese a las críticas de expertos legales, su autoridad para ejecutar ataques letales contra estas personas como si fueran soldados enemigos. Desde principios de septiembre, Estados Unidos ha llevado a cabo varios bombardeos similares contra supuestos traficantes en la región.
El ataque del jueves dejó como saldo la embarcación destruida, varios fardos flotando en el agua y solo dos sobrevivientes. Según los reportes oficiales, minutos después de la ofensiva aérea, analistas que monitoreaban la operación a través de un dron de vigilancia detectaron a los hombres aferrados a restos humeantes del navío.
La repatriación evita, además, un dilema legal para la Casa Blanca: si los hubiera llevado a la base naval de Guantánamo Bay, en Cuba, como detenidos de guerra, un tribunal podría haber cuestionado si realmente se trata de un conflicto armado formal contra los cárteles de la droga.
La operación hace parte de una estrategia más agresiva impulsada por la administración Trump para combatir el narcotráfico en aguas internacionales, un enfoque que ha generado tanto apoyo político como fuertes cuestionamientos legales.